Miles de personas (2.800 según la Guardia Urbana) han protestado ayer sábado en Barcelona contra el «turismo masivo» en la ciudad ante un verano que se espera con récords en Barcelona y Cataluña en general. La manifestación, bajo el lema «Basta, pongamos límites al turismo», fue organizada por varias asociaciones vecinales, movimientos sociales, ecologistas y defensores de la vivienda.
En Barcelona, alrededor de 3.000 personas, según la Guàrdia Urbana, llenaron las calles en una protesta organizada por diversas plataformas vecinales bajo el lema “Basta. Pongamos límites al turismo”. Los manifestantes ataron cuerdas entre las farolas y colgaron camisetas con mensajes como «Tourists go home, refugees welcome» y «Barcelona no está en venta».
Contra el turismo masivo
El punto de encuentro en Barcelona fue la Plaça Drassanes, elegida estratégicamente por su proximidad al puerto, donde desembarcan los cruceros. En 2023, estos cruceros trajeron a la ciudad más de 3,5 millones de turistas, un aumento del 52% respecto al año anterior y un 20% más que antes de la pandemia, según cifras del Port de Barcelona.
Este aumento masivo de turistas ha sido un factor importante en el incremento del descontento entre los residentes ya que supone la subida de precios de los alquilres a números desorbitantes.
Los vecinos de Barcelona proclamaron indignados el empeoramiento de las condiciones de vida debido a la especulación turística, que incluye el aumento de los precios de los alquileres y la presión sobre los servicios locales.
Mientras tanto, en Girona, aunque la presión turística es menor que en Barcelona, los residentes también se unieron a las protestas, reclamando una respuesta rápida y nueva gestión del incremento del coste de vida. Los gerundenses, a pesar de estar menos presionados, “han tardado menos en reaccionar, denunciar y proponer alternativas”, tal como exponen los convocantes a la manifestación.
La manifestación reflejó la frustración de los residentes locales por lo que perciben como un desequilibrio entre los beneficios económicos del turismo y los costos sociales y ambientales que deben soportar. Un claro agravamiento de las desigualdades sociales en la ciudad. Los organizadores de la protesta abogan por medidas para limitar la actividad turística y proteger la calidad de vida de los residentes locales.