El rey emérito Juan Carlos I ha creado una fundación en Abu Dabi con el objetivo de centralizar su fortuna en el extranjero y asegurar el futuro económico de sus hijas, las infantas Elena y Cristina. Esta nueva entidad, presidida por el propio monarca, cuenta con las dos infantas como miembros del patronato.
La creación de esta fundación busca garantizar que las hijas del rey emérito cuenten con ingresos suficientes tras su fallecimiento. Actualmente, ambas se mantienen con salarios provenientes de sus empleos: Elena trabaja en la Fundación Mapfre y gana aproximadamente 300.000 euros anuales, mientras que Cristina percibe unos 400.000 euros de la Fundación Aga Khan. Sin embargo, Juan Carlos I teme que puedan perder estos puestos tras su muerte.
Una operación discreta para evitar escándalos
La constitución de la fundación ha sido dirigida por un abogado español de un bufete internacional, quien ha viajado en varias ocasiones a Abu Dabi para tratar los detalles con Juan Carlos I. Las gestiones se han realizado con suma discreción para evitar que otro escándalo empañe la imagen del rey emérito, especialmente después de que las investigaciones contra él por parte de la Fiscalía Anticorrupción y la Fiscalía del Cantón de Ginebra fueran archivadas.
Felipe VI, actual rey de España, no ha sido incluido en esta operación ni figura como beneficiario de la nueva sociedad. Su decisión de renunciar a la herencia de su padre en marzo de 2020, tras descubrirse la existencia de la Fundación Lucum, lo excluye del reparto del patrimonio que aún posee Juan Carlos I.
Asegurar el futuro de las infantas
La fundación no solo busca proteger el legado financiero de las infantas, sino también facilitar la transferencia de activos que Juan Carlos I aún controla fuera de España. Aunque oficialmente el monarca ya no dispone de fondos tras regularizar su situación con Hacienda en 2020 y 2021, fuentes cercanas aseguran que sigue contando con un importante patrimonio. En 2020, pagó casi 700.000 euros a la Agencia Tributaria para evitar una condena por delito fiscal, y en 2021 desembolsó otros 4,4 millones para regularizar los vuelos privados que le había pagado su primo Álvaro de Orleans.
Además, se sabe que en 2016 Juan Carlos I participó en la venta de un lujoso ático en Londres, valorado en 62,7 millones de euros, de los cuales se desviaron unos 20 millones. Actualmente, el monarca recibe apoyo financiero de la familia real de Emiratos Árabes, que cubre sus gastos de estancia, seguridad y viajes.
Ventajas fiscales y secretismo
La elección de Emiratos Árabes como sede de la fundación responde a las ventajas fiscales y al alto nivel de secretismo que ofrece la legislación del país. Las fundaciones en este territorio permiten transferir activos de manera sencilla tras el fallecimiento del titular, sin revelar la identidad de los beneficiarios. Esto garantizará que, tras su muerte, sus hijas controlen todo su patrimonio sin la intervención de las autoridades españolas ni el escrutinio público.
Además de su función financiera, la fundación tiene un objetivo cultural y educativo. A semejanza de las fundaciones de expresidentes de Estados Unidos, la nueva entidad creada por Juan Carlos I también se encargará de preservar y poner en valor los casi 40 años de reinado del monarca, financiando actividades que difundan su legado histórico.