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La represión política en Venezuela sigue escalando, con un número récord de presos políticos españoles bajo el gobierno de Nicolás Maduro. Con la reciente detención de dos turistas vascos, José María Basoa y Andrés Martínez, el número de ciudadanos españoles encarcelados por motivos políticos ha aumentado a 16, una cifra sin precedentes en América Latina desde las guerras de independencia.
Aumento de presos tras las protestas por el fraude electoral
La detención de Basoa y Martínez se produce tras la represión desatada luego del controvertido proceso electoral del 28 de julio, considerado un fraude masivo. Además de estos dos nuevos arrestos, otros seis hispanovenezolanos fueron encarcelados tras la ola de protestas que siguió a las elecciones. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha calificado estas acciones como «terrorismo de Estado». El Foro Penal venezolano, que defiende a muchos de los 1.808 prisioneros políticos del país, ha confirmado la detención de estos seis individuos, aunque sus nombres no han sido revelados hasta que sus familias lo certifiquen.
Detenidos históricos y recientes capturados por la represión
Entre los presos españoles hay figuras emblemáticas como Jorge Alayeto, empresario detenido en 2017 y gravemente torturado, y María Auxiliadora Delgado, encarcelada por su relación familiar con un militar acusado de conspiración. Otros como Ángela Expósito, detenida por ayudar a presos políticos, y Fernando Noya, cuñado de un capitán que liberó a Leopoldo López, también se encuentran en prisión.
Por otro lado, las paranoias del régimen han llevado al encarcelamiento de otros tres hispanos este año. Entre ellos destaca Rocío San Miguel, conocida activista venezolana, junto a su exmarido Alejandro González y el empresario Ricardo Albacete, todos acusados de conspirar contra el régimen. Las pruebas presentadas en su contra, en muchos casos absurdas, han generado indignación entre sus familiares y defensores.
Críticas a la falta de acción diplomática de España
A pesar de la gravedad de la situación, el gobierno español ha mantenido un perfil bajo. Desde que se conoció la detención de los dos turistas vascos, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, no se ha pronunciado públicamente sobre el tema. Su silencio contrasta con otras situaciones similares, como la detención de españoles en Irán, donde Albares intervino rápidamente. La falta de información sobre contactos diplomáticos con el régimen de Maduro ha sido motivo de preocupación para los familiares de los presos.
Condiciones inhumanas y el uso de los presos como moneda de cambio
Los prisioneros españoles en Venezuela enfrentan condiciones inhumanas, y los familiares denuncian la falta de atención consular. Algunos no han recibido visitas de sus abogados ni han podido acceder a sus derechos básicos. Las detenciones en Venezuela suelen implicar el traslado a la temida prisión del Helicoide en Caracas, donde la corrupción y el abuso de poder son moneda corriente.
En los últimos dos años, Estados Unidos ha logrado intercambiar a varios de sus ciudadanos detenidos en Venezuela por figuras cercanas al régimen chavista, lo que ha aumentado la preocupación de que los presos españoles sean utilizados como rehenes para negociaciones políticas.