Imagen: Teresa Ribera será la vicepresidenta de Transición Limpia y Competencia de la Comisión Europea. Diego Radamés. Europa Press
Ursula von der Leyen anunció este martes la composición de su nuevo gabinete en el que la figura de Teresa Ribera, exministra de Transición Ecológica, emerge como una de las más relevantes. Además de ser la socialista con el cargo más importante en Bruselas por el peso electoral que representa el PSOE para su familia europea, asumirá la mayor cuota de poder que España haya tenido desde que entró en el club comunitario con la vicepresidencia para la Transición Verde y Justa y Competencia.
Lo hace en un momento crucial en la lucha contra el cambio climático, y después de que von der Leyen viese a España como uno de los socios más comprometidos -y aliado natural- en el despliegue de las energías renovables. A pesar de esto, Ribera deberá aterrizar en Bruselas en un momento en el que el Pacto Verde cuenta con la oposición del Partido Popular Europeo, que cree que se debe luchar contra el cambio climático sin poner en riesgo la competitividad de las empresas europeas. Asimismo, la exministra deberá coordinar la transición energética con otros comisarios del Partido Popular Europeo como el holandés Wopke Hoekstra o los titulares de Agricultura y Pesca, también de la misma familia política.
De todos modos, Ribera tendrá que someterse aún al examen de los eurodiputados de las comisiones que corresponden a sus responsabilidades. Aunque el PP de Alberto Núñez Feijóo ha anunciado que votará en su contra, los grupos que sustentan la mayoría dan por hecho que no habrá problema en sacar adelante los nombramientos de Von der Leyen.
Este es el primer reto que tiene Ribera (será a finales de octubre o principios de noviembre), pero ella ya lo da por seguro y tiene ya incluso diseñado a su equipo más cercano, que pasa por Miguel Gil Tertre, hasta ahora economista jefe de la dirección de energía, como mano derecha en Bruselas.
Repensar el modelo productivo
A Ribera le tocará “desarrollar un nuevo marco de ayudas estatales para acelerar el despliegue de energías renovables, desplegar la descarbonización industrial y garantizar una capacidad de fabricación suficiente de tecnología limpia”. En otras palabras, tiene que repensar el modelo de los 27 para hacer frente a la guerra de subsidios de Estados Unidos y China sin que se produzca, como está ocurriendo en los últimos años, una fragmentación del mercado único porque Alemania, que tiene un incomparable músculo fiscal riega de millones a su industria para competir con otras potencias, pero en detrimento del resto de socios europeos.
Rehacer las normas de competencia para permitir ‘gigantes’ europeos
Uno de los grandes problemas de la competitividad europea, según recogen los informes encargados por la propia UE, es el pequeño tamaño de sus empresas. Ribera tendrá que rehacer las normas de competencia para permitir ‘gigantes’ europeos que les sitúen en condiciones de rivalizar con los americanos y chinos.
En la modernización de las ayudas de estado, Ribera tendrá que dar forma a la promesa de flexibilizar el marco legal para incluir las políticas de vivienda, que fue una de las grandes promesas de la presidenta en el debate de su reelección a instancias de los socialistas.
Defender la agenda verde
La intención de Ribera es colar las “sensibilidades ambientales” en toda la política de competencia de la UE. También heredará los grandes casos antimonopolio que en los últimos años han tenido como protagonistas principales a las ‘big tech’.
La exministra también tendrá que pelear por mantener viva la agenda verde en un momento en el que la UE ha echado el freno en las políticas medioambientales por las quejas de los sectores industriales y los intereses políticos que hay detrás.