Según los primeros sondeos a pie de urna en Brandeburgo, la AfD ha logrado prácticamente un empate técnico con los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz.
Estos sondeos muestran que el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) ha obtenido un 31 % de los votos, apenas un punto porcentual más que la AfD, que ha conseguido un 30 %. Este resultado refleja la creciente popularidad de la derecha emergente en una región que ha sido tradicionalmente un bastión socialista durante más de tres décadas.
Además, la participación electoral en Brandeburgo alcanzó el 74 %, casi 13 puntos porcentuales por encima de las elecciones de 2019, cuando solo el 61,3 % del censo acudió a las urnas. Esto demuestra un aumento significativo en la movilización de los votantes, posiblemente impulsada por el ascenso de la AfD y la percepción de una elección más competitiva y trascendental para el futuro político de la región.
En total, 2,1 millones de ciudadanos mayores de 16 años —poco más del 3 % del electorado alemán— estaban convocados a votar en Brandeburgo, de los cuales 356.000 solicitaron enviar su papeleta por correo, un indicativo del interés de los votantes por participar en estas elecciones, a pesar de las posibles limitaciones de tiempo o movilidad.
El impacto de estos comicios va más allá de Brandeburgo. La AfD también ha mostrado su fortaleza en otros estados como Turingia, donde Björn Höcke se ha consolidado como una figura clave al liderar las elecciones. Esto sugiere que el partido, conocido por su postura euroescéptica y su retórica nacionalista, continúa ganando terreno en todo el país.
Los resultados preliminares reflejan un panorama fragmentado en el espectro político alemán. Los democristianos, con un 12 % de los votos, están empatados con la Alianza Sahra Wagenknecht, un nuevo partido de izquierda que ha irrumpido con fuerza en la escena política. Por otro lado, los Verdes, que tradicionalmente han sido una fuerza importante en la política alemana, se encuentran en un distante 5 %, lo que indica un debilitamiento de su influencia en estas elecciones.
Este contexto refleja una creciente polarización en la política alemana, con la AfD amenazando el dominio de los socialdemócratas en Brandeburgo, un estado considerado un bastión socialista durante 34 años. La estrecha ventaja del SPD está dentro del margen de error, lo que significa que cualquier cambio mínimo en los votos contados podría inclinar la balanza a favor de la AfD.
Las elecciones en Brandeburgo son un reflejo de las tendencias políticas en Alemania, donde los partidos tradicionales enfrentan desafíos significativos por parte de nuevas fuerzas políticas. La AfD ha capitalizado el descontento con la actual coalición de gobierno y ha sabido atraer a votantes preocupados por temas como la inmigración y la identidad nacional. La Alianza Sahra Wagenknecht, por su parte, también ha logrado atraer a votantes de izquierda que se sienten desilusionados con el SPD y Die Linke.
Si bien estos sondeos no son definitivos y los resultados finales podrían variar, el casi empate entre el SPD y la AfD en Brandeburgo es un indicio claro de que el panorama político alemán está cambiando rápidamente. La alta participación electoral también es un reflejo del creciente interés y polarización entre los votantes. Los próximos meses serán cruciales para ver cómo se reconfiguran las alianzas y cuáles serán las estrategias de los partidos tradicionales para enfrentar este nuevo desafío en una de las democracias más importantes de Europa.