Rusia está abierta a un compromiso que podría hacer que sus tropas abandonen las regiones separatistas de Georgia respaldadas por Moscú, afirmó el principal diplomático del país. Hablando el domingo en una conferencia de prensa en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el ministro de Relaciones Exteriores Sergey Lavrov insistió en que era posible un acuerdo para resolver el enfrentamiento de décadas en el país del Cáucaso Sur.
Los efectos del acercamiento de Georgia a Rusia
El gobierno de Georgia, cada vez más autoritario, ha buscado en los últimos años estrechar lazos con Moscú, mientras que sus relaciones con Occidente se han deteriorado debido a la represión de la oposición democrática y la sociedad civil. Esto a pesar de que en 2008 Moscú lanzó una sangrienta invasión que resultó en la ocupación de aproximadamente una quinta parte del territorio georgiano por fuerzas rusas y sus representantes en Abjasia y Osetia del Sur.
«Han dicho que quieren una reconciliación histórica», comentó el ministro ruso Serguéi Lavrov sobre el partido gobernante Sueño Georgiano. «La forma que adopte esta reconciliación depende de los estados de Abjasia y Osetia del Sur (…) Si todas las partes están interesadas en normalizar estas relaciones, estamos listos para ayudar».
En respuesta a estos comentarios, Kakha Kaladze, exfutbolista del Inter de Milán y actual alcalde de Tiflis por el partido Sueño Georgiano, dio la bienvenida a cualquier movimiento en esa dirección por parte de Moscú.
«Después de estas declaraciones, sería bueno pasar a pasos prácticos», afirmó Kaladze, añadiendo que la reunificación solo podría lograrse «a través de la paz, el desarrollo y el perdón mutuo». También sugirió que Rusia podría elaborar un «plan de acción» para retirar sus fuerzas del territorio internacionalmente reconocido de Georgia.
Las heridas de la guerra de 2008 y sus efectos en la actualidad
El jueves, el primer ministro georgiano, Irakli Kobakhidze, reiteró que «el 20 por ciento de nuestro territorio está ocupado ilegalmente» por los separatistas, pero insistió en que era posible «restaurar todos los puentes destruidos» entre Georgia y las dos regiones autónomas de facto, que reciben apoyo militar, político y económico de Rusia. El partido Sueño Georgiano de Kobakhidze ha afirmado que se disculpará con las regiones afectadas por la guerra de 2008 si gana las elecciones nacionales el próximo mes.
A principios de este mes, Moscú suspendió un importante tramo de financiación para Abjasia después de que los líderes locales se negaran a implementar varias políticas prorrusas. Esta división plantea incertidumbre sobre el futuro del pequeño estado no reconocido, dado que depende financieramente de Rusia para pagar salarios y pensiones. El ministro de Relaciones Exteriores de Abjasia, Sergey Shamba, también indicó que Moscú comenzaría a cobrar a la región tarifas comerciales por la energía, que históricamente había recibido a precios con grandes descuentos.
Sueño Georgiano ha buscado la reconciliación con Rusia a pesar de su guerra en Ucrania, fortaleciendo los lazos comerciales y negándose a imponer sanciones a Moscú. El gobierno se enfrentó a protestas callejeras generalizadas por la aplicación de una ley de estilo ruso que califica a las ONG y los medios de comunicación respaldados por Occidente de «agentes extranjeros», además de prohibir en la práctica todas las referencias públicas a los derechos LGBTQ+ y prometer la prohibición de la oposición.
La UE ha congelado la candidatura de Georgia para unirse al bloque, y Estados Unidos ha impuesto sanciones selectivas a políticos y funcionarios responsables del retroceso de los derechos humanos. Los georgianos acudirán a las urnas el próximo mes para unas elecciones parlamentarias cruciales que, según ambas partes, determinarán el futuro del país
