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Este lunes 7 de octubre, se cumplió un año del ataque que cambió el rumbo del largo conflicto en Oriente Próximo: el golpe de Hamás contra Israel. Pese a que el país hebreo cuenta con uno de los mejores sistemas de defensa antiaérea del mundo, la milicia palestina asesinó a cerca de 1.200 civiles y tomó otros 253 como rehenes, de los que todavía decenas siguen en Gaza sin que sus familias sepan si siguen vivos.
Con esta escalada en el conflicto, Hamás ha conseguido estar en el punto de mira y poner el foco en su causa y en su organización.
Los orígenes de Hamás: ¿Quiénes son los Hermanos Musulmanes?
Hamás es un movimiento militante islamista y uno de los principales partidos políticos de los territorios palestinos, además de ser considerado como un grupo terrorista por una gran parte de la comunidad internacional. El grupo controla políticamente desde 2006 la Franja de Gaza, territorio de 365 km² que alberga a más de dos millones de palestinos.
Su nombre es el acrónimo en árabe de “Movimiento Islámico de Resistencia” y sus primeras raíces en los territorios palestinos surgieron a mediados de la década de 1940, con el establecimiento de las primeras ramas de los Hermanos Musulmanes en Gaza, en el barrio de Sheij Yarrah en Jerusalén y en otras localidades.
Esta organización, llamada Sociedad de los Hermanos Musulmanes, nació en 1928 en un Egipto que vivía los últimos vestigios del califato otomano Abad al-Madjeed al-Thani. Es, en realidad, la organización islamista más antigua en todo el mundo árabe y musulmán.
Según los registros de los Hermanos Musulmanes, gran parte de la historia de la organización islamista en los territorios palestinos se caracterizó por ser de una naturaleza religiosa, de apoyo y de creación de conciencia. Estos documentos señalan que, durante sus primeros años en los territorios palestinos, los Hermanos Musulmanes se centraron en la preparación intelectual, cultural y espiritual de los jóvenes, más que en la militar.
No obstante, el duro golpe vino tras la derrota en 1967 del Ejército egipcio en la Guerra de los Seis Días a manos de los israelíes, que hizo que muchos jóvenes vieran el proyecto laicista de Gamal Abdel Nasser, el mandatario de Egipcio por aquel entonces, como un fracaso. Comenzaron entonces a apoyar un islam más rigorista, como el que defendían los Hermanos Musulmanes.
En este contexto, el grupo tomó caminos divergentes: por un lado, estaban los que abogaban por un movimiento pacífico, cuya actividad se basaría en distintas iniciativas y servicios de carácter social; por otro lado, existía la rama más proclive a intensificar la actividad del brazo violento de los Hermanos Musulmanes. Un ejemplo es Hamás, que se declaró como el “brazo de los Hermanos Musulmanes en Palestina”, aunque en 2017 anunció su independencia del grupo egipcio.
La “lucha contra Israel”
Uno de los factores en la transformación de la metodología que se usaba en la «lucha contra Israel» empezó a tomar forma luego de la derrota de los árabes en la guerra de 1967.
Tal y como recoge la BBC, el primer portavoz del movimiento Hamás Ibrahim Ghosheh habla en sus memorias tituladas El Minarete Rojo sobre las repercusiones que esa derrota tuvo sobre la juventud del movimiento de los Hermanos Musulmanes.
Ghosheh asegura que tanto él como los otros jóvenes de su generación habían quedado insatisfechos con una conferencia islámica que había convocado el Contralor General de la Hermandad en Jordania “porque no presentó soluciones claras para el futuro de Palestina, y no pidió el inicio de la construcción yihadista islámica”.
En El Minarete Rojo, Ghosheh añade que este asunto impulsó a los jóvenes de la Hermandad -entusiasmados por luchar contra Israel- a trabajar en lo que llamaron un “Movimiento Correctivo» que abogaba por el uso de las armas, a espaldas de los miembros de mayor experiencia dentro de los Hermanos Musulmanes.
Como resultado de esto, se llegó a un acuerdo secreto con el movimiento Fatah para preparar a estos jóvenes miembros de los Hermanos y proporcionarles habilidades de combate, dentro de lo que se conocía en Jordania en ese momento como las “reglas de los jeques”.
Ghosheh cuenta que el entrenamiento siguiendo esos parámetros comenzó en 1968 y terminó en 1970 luego de los acontecimientos del “septiembre negro” y de que se descubriera el liderazgo de los Hermanos en el Movimiento Correctivo.
Durante esta época, el movimiento de los Hermanos Musulmanes vivió varios conflictos internos entre los “líderes clásicos” y la “generación más joven”.
Mientras los jóvenes presionaban para adoptar el enfoque de lucha contra Israel, los líderes insistían en dar prioridad a “construir el Estado” por encima de la lucha contra Israel, lo que llevó a varios miembros del movimiento a desertar y formar “grupos nacionales y movimientos militantes que abrazaban la lucha armada”. Esto trajo una mayor presión sobre el grupo, que ya enfrentaba dificultades debido a la multiplicidad de sus oponentes y el dominio de otros movimientos intelectuales y nacionales palestinos.
La creación de Hamás en 1987
Oficialmente, el Movimiento Islámico de Resistencia se funda en 1987, durante los primeros días de la Intifada palestina contra la ocupación israelí de Cisjordania y la franja de Gaza. Sus milicias, las llamadas Brigadas Al Qassam, fueron fundadas en 1991 y lideradas por el comandante Mohammed Deif.
Hamás, o en algunos casos las Brigadas Al Qassam, son designados como grupo terrorista por Israel, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y otras potencias. De hecho, llevó a cabo múltiples atentados con bombas en autobuses entre mediados de los 90 y comienzos de los 2000, matando a decenas de israelíes, e intensificó sus ataques después de que el país hebreo matara a su principal fabricante de bombas, Yahya Ayyash, en diciembre de 1995.
Hamás siguió ganando poder e influencia en los años siguientes a medida que Israel tomaba medidas drásticas contra la Autoridad Palestina, a la que acusaba de patrocinar ataques mortales. Además, organizó clínicas y escuelas, sirviendo a palestinos que se sentían decepcionados con la administración de la Autoridad Palestina, liderada por el movimiento político Fatah.
Desde 2007 —dos años después de la retirada israelí de Gaza— es el gobernante de facto de la Franja, tras ganar por mayoría absoluta las elecciones de 2006 y expulsar a Fatah, la organización que constituyó el núcleo fundador de la Organización de Liberación de Palestina (OLP).
La ideología de ambas facciones del movimiento nacional palestino es muy distinta: Hamás es un movimiento islamista radical, que aspira a imponer la ley islámica. Fatah, fundada por Yasir Arafat a finales de los años cincuenta, es secular y nacionalista. La diferencia fundamental entre ambas no es, sin embargo, ideológica, sino política: Fatah y la OLP aceptaron renunciar a la lucha armada tras los Acuerdos de Oslo de 1993 y negociar con Israel, mientras que Hamás ni siquiera reconoce a ese Estado. Fatah y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) gobiernan Cisjordania, mientras que Hamás administra Gaza. Las negociaciones para reconciliar a ambas facciones, la última en 2017, no han dado fruto.
La lucha de Hamás no es contra los judíos
En 2017, Hamás elaboró un nuevo documento político que suavizó algunas de sus posiciones declaradas en los estatutos fundacionales de 1988. En este año, el grupo definía los territorios palestinos históricos -incluido el actual Israel- como tierra islámica y excluían cualquier paz permanente con el Estado judío.
En el nuevo texto, tampoco hubo reconocimiento del Estado de Israel, pero Hamás si aceptó formalmente creación de un Estado palestino interino en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. El documento también subraya que la lucha de Hamás no es contra los judíos sino contra los «agresores sionistas ocupantes». Israel dijo que el grupo estaba «intentando engañar al mundo».
¿Es un movimiento político?
La ideología de Hamás combina el nacionalismo y el islamismo político de los Hermanos Musulmanes. En términos religiosos, se puede afirmar que son salafistas, por lo que se adscriben a una interpretación rigorista del islam. Así, su itinerario político consiste en avanzar hacia un Estado palestino (nacionalismo) regido por la sharía, la ley islámica.
Lo que Hamás busca inequívocamente es el establecimiento de un Estado palestino, y lo hace combinando la movilización social, la organización y negociación políticas, pero también el ejercicio de la violencia. A este respecto, Hamás suele considerarse un grupo yihadista, en el sentido de que no renuncia al uso de la violencia como estrategia política para lograr sus objetivos.
Su modus operandi merece una aclaración adicional. Hamás no es un grupo yihadista al uso, como lo pueden ser Al-Qaeda o el Estado Islámico, que abogan casi exclusivamente por la lucha armada. Hamás, al igual que los Hermanos Musulmanes, plantea la posibilidad del recurso a la violencia como estrategia que acompañe a la negociación política. Por ello, se puede presentar a elecciones y sentarse a negociar, así como planificar y efectuar acciones terroristas contra civiles y militares.
El grupo se considera a sí mismo un movimiento político. De hecho, cursó un recurso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para que este le sacase de la lista de grupos terroristas de la Unión, en la que entró en 2001.
En 2014, dicho Tribunal instó provisionalmente a la Unión Europea a retirar a Hamás de ella aunque, finalmente, en 2019 se decidió que debía mantenerse y, por tanto, seguir congelando sus fondos cuando fueran detectados.
En este sentido, aunque la comunidad tradicional ha hecho esfuerzos por objetivas y elaborar una taxonomía rigurosa del terrorismo, todavía existe cierta ambigüedad en dicha clasificación.
La ONU, no obstante, así como la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Paraguay, la Organización de Estados Americanos o Egipto mantienen a Hamás en su lista de organizaciones terroristas. En cambio, otros países, que incluyen a Suiza, Noruega, Rusia, Brasil, Turquía y China, no.
La guerra de Gaza dispara el apoyo a Hamás en Cisjordania
Según una encuesta del Centro Palestino de Políticas e Investigación de Encuestas (PSR), el 54% de los encuestados cree que Hamás es la organización que, pese a sus ataques en territorio israelí y la guerra posterior en Gaza, merece representar y liderar al pueblo palestino, según recoge el sondeo de 17 de diciembre de 2023, un mes y medio después del ataque de Hamás a Israel. En septiembre solo lo pensaba el 27%.
La inmensa mayoría de los consultados considera justificados los ataques de 7 de octubre. Siete de cada 10 cree que la decisión de Hamás de perpetrarlos fue “correcta”. El porcentaje de apoyo a estas acciones es mayor en Cisjordania (82% de los encuestados) que en Gaza (57%), debido a que en este último territorio muchos culpan al movimiento islamista de la ola de destrucción provocada por los bombardeos y las incursiones de Israel, según Ladadwe, el coordinador del sondeo. El 89% considera que las 1.200 muertes causadas por su brazo militar en Israel no constituyeron un crimen de guerra, sin embargo sí ven así los bombardeos indiscriminados y sistemáticos en Gaza, según el 95% de los consultados.