Imagen: Los investigadores del Instituto de Investigación Biomédica autores del estudio que revela el papel crucial de unos genes en el autismo idiopático. / Efe
Una de cada 100 personas vive con un trastorno del espectro autista, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque sigue siendo un misterio para la ciencia. Se trata de una alteración del desarrollo del cerebro caracterizada por dificultades en la interacción social y por patrones inusuales de comportamiento, como una enorme atención por los detalles.
Solo el 20% de los casos se vincula a una mutación genética. Para el resto, todavía quedan muchas preguntas por responder. Sin embargo, un equipo de científicos españoles ha ofrecido una posible explicación para ese 80%: podría tratarse de la pérdida de un minúsculo segmento de una proteína esencial en el desarrollo del cerebro. La receta de ese fragmento está escrita en el ADN con solo 24 letras químicas: GCAAGGACATATGGGCGAAGGAGA. Los investigadores, capitaneados por el bioquímico Raúl Mendez y el biofísico Xavier Salvatella, creen que esas 24 letras podrían ser una clave para revertir el autismo.
La investigación ha estado liderada por el Instituto de Investigación Biomédica (IRB) de Barcelona, publicada este miércoles en Nature. Los científicos ya identificaron en 2018 una proteína (CPEB4) alterada en el cerebro de las personas con trastorno de espectro autista sin causa genética. Se comprobó que dicha proteína perdía un pequeño segmento específico de neuronas (un microexón). Ahora, seis años después, los científicos desvelan por qué estas mínimas modificaciones pueden tener un “impacto determinante en el desarrollo neuronal”.
El bioquímico Raúl Méndez explica lo que es esta proteína: “se sintetiza y se regula en respuesta a varios tipos de estrés”. “Nuestra hipótesis de trabajo, que todavía no hemos demostrado al 100%, es que durante el desarrollo embrionario se produce algún tipo de estrés que dispara este proceso de pérdida” de ese segmento crucial, explicó Méndez. El bioquímico apunta posibles causas, como una dieta crónica rica en grasas o una infección por un virus.
Solución terapéutica
El mecanismo muestra la complejidad para explicar el autismo idiopático, que además es muy heterogéneo porque aparece en diferentes manifestaciones y grados de severidad. Los investigadores, no obstante, no han logrado por el momento ver la microoscopio diferentes comportamientos celulares en función del grado de afectación por el trastorno. Sí saben que en la minoría de casos que pueden explicarse por una mutación genética concreta los fenotipos, o sea los síntomas, “son mucho más fuertes”. “No solo es un problema de función neuronal sino de desarrollo en más órganos”, sostiene Méndez.
Uno de los hallazgos más prometedores del estudio es que el microexón 4, el que se pierde, parece volver a funcionar si se introduce la secuencia de aminoácidos de manera artificial para restaurar la función de la proteína. “Esto ofrece una nueva dirección en el desarrollo de terapias que podrían mejorar la calidad de vida de muchas personas y familias afectadas por el autismo”, asumen en el instituto de investigación.
La idea, aunque aún quedan muchos pasos por dar entre medias, es avanzar hacia una “solución terapéutica”. “Si el fallo es este, que se forman sólidos, añadiendo de nuevos los aminoácidos vemos que conseguimos nuevamente la liquidez, que se disuelvan”, ilustra Salvaterra, que dirige el laboratorio de Biofísica Molecular del IRB Barcelona.