François Bayrou, primer ministro francés, dobla sus esfuerzos para formar un gobierno que integre diversas corrientes políticas con el objetivo de estabilizar la situación política en Francia. Durante el fin de semana, Bayrou ha multiplicado los contactos con distintas formaciones políticas, exceptuando el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen y La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon. Su intención es cerrar un gobierno antes de Navidad, con una composición basada en tres tercios: representantes de la derecha republicana, del centro de Emmanuel Macron y de la izquierda no insumisa.
El Partido Socialista aún no ha decidido si formará parte del futuro gobierno, lo que podría ser crucial para blindar al Ejecutivo contra una posible moción de censura. Olivier Faure, secretario general del PS, expresó su escepticismo tras reunirse con Bayrou, calificando de pobre la propuesta del primer ministro. Un compromiso clave que Bayrou ha ofrecido a las formaciones es no recurrir al artículo 49.3 de la Constitución que permite aprobar leyes sin votación parlamentaria salvo en caso de bloqueo absoluto con el presupuesto de 2025.
Otro punto de tensión es la reforma de las pensiones de Macron, que desató protestas masivas en 2023. Bayrou ha sugerido renegociar algunos aspectos de esta reforma como gesto de apertura hacia la izquierda, pero Faure considera que esta concesión es insuficiente. Por su parte, Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, ha quedado excluido de las negociaciones y ha anunciado su intención de presentar una moción de censura el próximo 16 de enero. Mélenchon también ha advertido que Bayrou podría enfrentar un destino similar al de su predecesor, Michel Barnier, cuyo gobierno duró apenas tres meses.
En el lado de la derecha, las negociaciones parecen ser algo más fluidas. Laurent Wauquiez, líder de Los Republicanos, ha propuesto un compromiso de estabilidad de seis meses, durante el cual no se presentarían mociones de censura contra el gobierno. Sin embargo, la continuidad de Bruno Retailleau como ministro del Interior se complica . Bayrou considera a Retailleau como una figura clave para mantener el apoyo de una parte de la opinión pública, pero su presencia es inaceptable para los socialistas y ecologistas.
Una de las más notables fue su ausencia en una reunión de crisis relacionada con el ciclón Chido, que afectó gravemente al territorio de ultramar de Mayotte. Bayrou justificó su ausencia argumentando que no era habitual que tanto el primer ministro como el presidente estuvieran fuera del territorio nacional al mismo tiempo, una explicación que generó críticas al situar implícitamente a Mayotte fuera de Francia.