Sevilla, conocida por su fervor religioso y sus impresionantes procesiones, se engalana para recibir la noche más esperada de la Semana Santa: La Madrugada. Este es el momento cumbre de emociones y contrastes entre las seis veneradas cofradías que componen esta jornada única. Tres desfilan majestuosas con sus capirotes, mientras que las otras tres lo hacen con sus elegantes colas. La historia de la ciudad y sus vicisitudes se reflejan en los desfiles penitenciales de las hermandades del Silencio, el Gran Poder, la Macarena, el Calvario, la Esperanza de Triana y los Gitanos.
Un orden decimonónico
Desde finales del siglo XIX, este orden ceremonial se repite en una Madrugada que se fusiona con el Jueves Santo y prácticamente se desvanece en el Viernes Santo. El reloj marca las doce de la noche y la Basílica de la Macarena se convierte en el epicentro de un evento que se prolongará por 14 horas, abarcando desde Triana hasta la Puerta Osario. Entre medias, momentos únicos como el recogimiento del Silencio en la plaza del Salvador, la majestuosidad del Gran Poder en el Arenal o el sereno transitar del Calvario por la calle Zaragoza al amanecer.
Es una noche donde el bullicio puede dar paso al silencio en un solo instante, donde tres calles paralelas ofrecen tres experiencias completamente diferentes. A la misma hora, la calle Cuna es testigo del paso del Silencio con sus emblemáticos pitos y su conmovedora capilla musical; en Sierpes, la Macarena avanza con paso solemne; mientras que, en Velázquez, la Esperanza de Triana hace sentir su presencia.
Breve historia de las cofradías
Las raíces históricas de las veneradas corporaciones de la Madrugada sevillana se sumergen en los anales de los siglos pasados. Se cuenta que El Silencio, una de las más antiguas, tuvo su génesis en la parroquia de Omnium Sanctorum en el año 1340. Posteriormente, en 1356, se presume que realizaron su primera estación de penitencia hacia la ermita de San Lázaro. Por otro lado, el Gran Poder, símbolo de devoción, data de 1431, año en que se estima su fundación en el convento de San Benito de Calatrava.
La Macarena, con su aura de fervor y tradición, vio la luz en 1595 y en el 2020 celebró con orgullo sus 425 años de existencia. Mientras tanto, el Calvario, emulando una antigua hermandad de Mulatos, resurge en la parroquia de San Ildefonso en 1886, tras la desaparición de aquella en el siglo XVIII.
La devoción a la Virgen de la Esperanza en Triana se remonta al siglo XV, cuando el gremio de los ceramistas decide crear una corporación en su honor. Esta se une primero con una de San Juan en 1542, y posteriormente con la de las Tres Caídas en 1616, forjando así una devoción arraigada en la historia del barrio.
Finalmente, Los Gitanos, cuya fundación se sitúa en el arrabal trianero en el año 1753, representan otra manifestación única de la fe y devoción sevillanas en la Madrugada de la Semana Santa.
Una noche de ensueño
La Madrugada sevillana ofrece estampas inolvidables, desde el paso de la Esperanza de Triana por el puente de Isabel II hasta la majestuosidad del Gran Poder en la plaza del Museo. Los momentos se suceden, capturando en vídeo o fotografía la esencia de este evento religioso único.