El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visita el colegio femenino del campo de población refugiada palestina Jabal al-Hussein de UNRWA en Aman, Jordania, este martes. EFE/ MONCLOA/Borja Puig De La Bellacasa
La relación entre España e Israel estuvo marcada desde un principio por tensiones y ambigüedades debido a dos cuestiones esenciales. La primera de ellas es la conexión histórica de España con el mundo árabe. De hecho, comenzó sus relaciones diplomáticas con Palestina antes que con Israel. La segunda razón es porque, cuando las Naciones Unidas reconocieron el Estado de Israel, España no lo hizo.
A día de hoy, todavía 29 países de la ONU siguen sin reconocer el Estado israelí y muchas organizaciones humanitarias llevan años señalando que las autoridades israelíes están cometiendo crímenes de lesa humanidad de apartheid y persecución contra la población palestina.
En el caso de España, pese a no tener actualmente las mismas presiones comerciales y económicas procedentes de las potencias petrolíferas de Oriente Próximo, sigue existiendo una defensa de la causa palestina, lo que ha llevado en numerosas ocasiones a mantener unas relaciones tensas con el Estado hebreo.
El tenso equilibro entre España e Israel
Una vez proclamado el Estado de Israel en 1948, este país envió una nota informativa a la mayoría de las potencias mundiales con el deseo de mantener relaciones diplomáticas con ellas. Las únicas excepciones fueron la República Federal Alemana y España, sumergida de lleno en la guerra civil, en la que participaron numerosos judíos en el bando republicano.
Durante el franquismo, España comenzaba a iniciar un acercamiento al bloque árabe con el objetivo de conseguir entrar en la ONU y ser reconocida por la comunidad internacional. Será en 1950 cuando comiencen los primeros intercambios comerciales entre España e Israel.
Nuevos comienzos
Durante los primeros años de la Transición, la posición española sobre Israel no varió mucho. Los Gobiernos de Adolfo Suárez siguieron marcados por las conexiones con los países árabes, hasta el punto de reconocer la Organización para la Liberación Palestina (OLP) como principal representante del pueblo palestino.
Septiembre de 1979. Adolfo Suárez recibe a Yasir Arafat en el Palacio de la Moncloa, en su primera visita a España. Imagen: EFE
Pero fue con la llegada al poder del socialista Felipe González cuando la situación entre ambos países comenzará a relajarse. Para el expresidente, mantener relaciones diplomáticas con el Estado de Israel era indispensable, aunque esto no significaría la aprobación de su política. A partir de este momento, España e Israel comenzarán su andadura para el establecimiento de lazos diplomáticos.
Durante el Gobierno de José María Aznar en España y Benjamín Netanyahu en Israel se seguirán manteniendo y avanzando en las relaciones bilaterales a través de mutuas visitas oficiales. Al mismo tiempo que se producían estos encuentros, España seguirá defendiendo su apoyo a la cuestión palestina.
El ataque de Hamás y la creciente tensión
En la mañana del 7 de octubre de 2023, Hamás y otros grupos armados palestinos de la Franja de Gaza ocupada iniciaron un ataque sorpresa contra Israel. En realidad, esta ofensiva no supuso el inicio del conflicto entre Israel y Palestina. Ambos estados llevan enfrentados desde finales del siglo XIX, cuando el primero -que todavía no existía como país- empezó el movimiento sionista colonial y fue apropiándose del territorio palestino gradualmente.
Pero el ataque de Hamás supuso para Israel una “excusa” para “aplicar más planes coloniales expansionistas”, dijo el Ministerio de Exteriores palestino. La cifra oficial de muertos en la Franja de Gaza ha alcanzado los 33.175, de los cuales el 42% son niños, según ha detallado el Ministerio de Sanidad gazatí del Gobierno de Hamás.
Pedro Sánchez y el reconocimiento de Palestina
Unas semanas después del asalto de Hamás, Pedro Sánchez visitó Israel con un mensaje muy claro: la lucha contra el terrorismo tras los ataques de Hamás no puede ser sólo con fuerza. Así se lo hizo saber al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, a quien no le sentaron del todo bien estas declaraciones.
Pero, sobre todo, lo que más enfadó a Israel fue que Pedro Sánchez planteara, a la comunidad internacional y a la UE, el reconocimiento del Estado palestino. “Si eso no ocurre, por supuesto que España tomará sus propias decisiones”, puntualizó.
La reacción de Israel fue inmediata. El Ministerio de Asuntos Exteriores convocó a la embajadora española en Israel para trasladarle una “reprimenda” por las “falsas” afirmaciones realizadas por Sánchez. “Israel está actuando conforme al Derecho Internacional y luchando contra una organización terrorista peor que el Estado Islámico, que comete crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”, respondió el Ministerio israelí de Exteriores en un comunicado.
«Si uno ve el comportamiento de España en el franquismo y la Transición, podría ver que es un país comprensivo hacia la causa palestina«, explica a Público Isaías Barreñada, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense.
Hasta ahora, el jefe del Ejecutivo no había dado un calendario concreto para formalizar el paso diplomático de reconocer al Estado Palestino. Pero sus últimas declaraciones al respecto han ido en esta dirección y el presidente ha asegurado que su intención es que España reconozca al Estado Palestino este verano.
España sigue enviando armas a Israel
Pese a estas declaraciones, la realidad es que España siguió mandando material militar a Israel en noviembre y en diciembre, a pesar del embargo anunciado por el Gobierno. “Desde el mismo día 7 de octubre de 2023 no se produce ninguna operación de venta de armamento en Israel”, anunció José Manuel Albares.
El pasado noviembre, sin embargo, se exportó una munición a Israel desde España por valor de 987.000 euros, según los datos que figuran en el portal oficial de comercio exterior Comex. En concreto, se exportaron bienes correspondientes a una subcategoría que incluye “bombas, granadas, torpedos, minas, misiles, cartuchos y demás municiones y proyectiles, y sus partes, incluidas las postas, perdigones y tacos para cartuchos”.
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Y, aunque desde el gobierno aseguraban que la exportación corresponde a licencias autorizadas antes del 7 de octubre, un mes después se exportaron “estabilizadores de bombas de aviación” por un valor 125.240 euros, desde la Comunidad de Madrid.
En el resultado de búsqueda de este lote aparece un mensaje advirtiendo que esta operación “tiene una finalidad de reexportación a un tercer destino, en concreto, a Filipinas, que es su destino final”, algo que también ha explicado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en el Congreso de los Diputados el 13 de marzo.
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En total, según los datos de DataComex, en 2023 se vendieron un total de 37,2 toneladas de armamento a Israel valoradas en 1.333.921 millones de euros.
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Esta posición del gobierno de España que, por una parte, pretende reconocer el Estado de Palestina en verano y que, por otra, siga vendiendo armas a Israel y comercializando con él, no acaba de entenderse. El periodista Miquel Ramos expresó en Carne Cruda su enfado ante esta situación: “Es una gran hipocresía la actitud que está tomando este gobierno y creo que nos va a dejar en muy mal lugar en la historia”.
“No me vale que se reconozca el Estado Palestino. Rompan relaciones con Israel, dejen de vender armas y comercializar con empresas que están colaborando con el genocidio. Esa es la única respuesta que yo espero del Gobierno de España y que nos sitúa en el lado correcto”, señaló. “Todo lo demás es humo, es propaganda, es paripé”, zanjó el periodista.
«Rompan relaciones con Israel, dejen de vender armas y comercializar con empresas que están colaborando con el genocidio»
Israel asesina a trabajadores de una ONG española
Ramos también apuntaba que, posiblemente, las armas que mataron a siete trabajadores humanitarios de la World Central Kitchen (WCK) llevaban sello español. Y da la casualidad que esta ONG la promueve el chef español José Andrés, que la creó en el año 2010 a raíz del terremoto que sufrió Haití. Según el propio Javier Andrés, «WCK surgió a raíz de una idea simple que tuvimos en casa con mi esposa Patricia: cuando la gente tiene hambre, hay que enviar cocineros. No mañana, hoy”.
Desde su creación, la WCK ha repartido comida por muchísimos países alrededor del mundo. En concreto, sobre su labor en Gaza, la organización se encuentra en una misión humanitaria junto con Open Arms para establecer un corredor humanitario marítimo entre Chipre y la Franja de Gaza.
Ante el ataque a los siete trabajadores, el presidente del ejecutivo español mostró “su más profundo pesar” y exigió al gobierno israelí que aclarara las circunstancias “de este brutal ataque que se ha llevado la vida de siete cooperantes que solo ayudaban”.
José Andrés, ¿líder humanitario mundial?
El chef José Andrés no es un cualquiera. Su labor humanitaria desde el 2010 lo ha llevado a encontrarse en varias ocasiones con la Casa Blanca. Varios medios estadounidenses han llegado a decir que “cuando José Andrés habla, Washington escucha”. Y es que el chef tiene mucho éxito como cocinero en Estados Unidos, un hecho que le ha llevado a relacionarse con el expresidente Barack Obama.
José Andrés no es un líder apolítico y, por supuesto, persigue sus propios intereses para su empresa. En 2018, fue nombrado una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time en 2018 e incluso fue propuesto como candidato al premio Nobel de la Paz. También, ha recibido varias donaciones millonarias. De hecho, su ONG es una de las organizaciones con mayor financiación por las donaciones. Por ejemplo, en 2022, Jeff Bezos le ayudó con 100 millones.
Defiende la actuación de Israel
Varios días después del ataque de Hamás, ya cuando Israel se había cobrado la vida de miles de palestinos, la líder de Podemos Ione Belarra denunció en X (Twitter) la matanza del gobierno israelí.
“Su gobierno está llevando a cabo crímenes de guerra en la Franja de Gaza, bombardeos masivos, cortes de agua y luz, no dejan entrar ayuda humanitaria”, publicaba Belarra. “Denunciar ese genocidio no es alinearse con Hamás, es una obligación democrática”, continuaba.
Ante esta publicación, sorprendió la respuesta del chef José Andrés, que pidió la dimisión de Belarra. “Usted, como ministra, tiene que reconocer primero que el ataque de Hamas contra civiles es un acto terrorista y que Israel está defendiendo a sus ciudadanos”, respondió. Continuó diciendo que nunca hay que apoyar “a los terroristas y a los agresores”. Terminó pidiendo su cese como ministra.
Críticas a Israel
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han decidido cesar a dos oficiales y apercibir a otros tres por el ataque. El país mantiene que la ofensiva se debió a un “error” al creer que en él viajaban dos milicianos armados de Hamás. Ante los hechos, el chef José Andrés comenzó a endurecer sus críticas a Israel, que hasta ahora eran prácticamente inexistentes.
En una entrevista concedida a Reuters, el chef ha insistido en que los vehículos iban perfectamente identificados y ha exigido que se ponga en marcha una investigación independiente. Afirmó, además, que Israel está librando una “guerra contra la humanidad misma” y considera “imperdonable” el ataque.
«Esto ya no se trata de los siete hombres y mujeres de WCK que perecieron en ese lamentable evento. Esto está ocurriendo desde hace demasiado tiempo. Han sido seis meses atacando cualquier cosa que parezca moverse», señaló después de que Israel matara a trabajadores de su ONG.
Conexiones con empresas israelíes
En una guerra, aparte de alimentar a los civiles evacuados, también se proporciona comida a los soldados en el frente. Esta es el trabajo que desempeña el negocio de Fastman en Tel Aviv, Citrus & Salt, que se encarga de cocinar la comida y llevarla a sus destinos en todo Israel, tanto a los soldados como a los civiles.
La cuestión es que Citrus & Salt se ha asociado con WCK. Así lo ha confirmado el medio The Times of Israel, asegurando que la WCK ayuda con la financiación y la logística de la empresa israelí. Al parecer, la ONG de José Andrés organiza los destinatarios de la comida de la empresa israelí y especifica la cantidad de proteínas en relación con los carbohidratos y las verduras en cada comida.
Aunque Citrus & Salt envía comida tanto a soldados como a civiles, la WCK solo cubre los costos de los alimentos elaborados para civiles, por lo que la empresa israelí se encarga de la comida para los soldados. De hecho, ha estado recaudando fondos para cubrir los costos de los ingredientes, cajas y mantenimiento del espacio de su cocina.
El verdadero comienzo del conflicto
Al contrario de lo que pueda parecer, el origen del denominado conflicto en Israel y Palestina no es el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre. De hecho, tiene sus raíces históricas en el siglo XIX, en la colonización llevada a cabo por el movimiento sionista.
Desde 1896, este término se aplica al movimiento político fundado por Theodor Herzl, un periodista judío nacido en el Imperio austrohúngaro, que escribió Der Judenstaat (El estado de los judíos), un libro que es considerado como el punto de partida del movimiento sionista.
Básicamente, el libro apela al establecimiento de un Estado judío con el fin de tratar el problema del antisemitismo. Desde entonces, este movimiento se ha valido de la religión como forma de reclamo para poder crear dicho estado. Al principio, antes que Palestina, se consideraron otros lugares para poder crear la nueva nación, como Argentina, Uganda, Chipre, Kenia, Mozambique, la Península del Sinaí o el Congo.
Pero finalmente se eligió Palestina, entre otros motivos, porque comprende algunos territorios considerados como la ‘Tierra Santa’ por las tres religiones monoteístas que alberga (cristianos, musulmanes y judíos).
Poco a poco, el movimiento sionista fue transformándose en un proyecto colonial desde sus orígenes, reconocido así por sus propios dirigentes. El objetivo era ir apropiándose del territorio palestino gradualmente. Para eso, había que buscar apoyo internacional, que vino principalmente dado por Gran Bretaña en el contexto de la Primera Guerra Mundial.
Cuando los ingleses dieron comienzo a su colonización en Palestina, se comprometieron formalmente con el movimiento sionista a través de la Declaración Balfour de 1917. Desde entonces y hasta 1946, tuvieron lugar varios enfrentamientos entre palestinos y sionistas como al-Buraq o la gran revuelta (al-Zawra al-kubra). El conflicto era tal que, entre 1946 y 1947, los británicos decidieron ceder el problema de Palestina a las Naciones Unidas.
El organismo, apenas sin experiencia porque había sido creado dos años antes, votó la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe, ignorando el origen de la población del país, y pese a que seguía siendo mayoritariamente árabe, ya que la población judía no llegaba al 6%.
Este reconocimiento, que produjo la creación unilateral del Estado de Israel, tuvo como consecuencia la transformación violenta del territorio y la expulsión de más de la mitad de la población palestina, que es lo que se denomina en árabe al-Nakba (la catástrofe).
El desplazamiento masivo fue de más de 700.000 palestinos, cuyo patrimonio personal y colectivo fue expropiado o destruido. Hoy, más de 5,6 millones de palestinos siguen siendo refugiados y no pueden retornar a su país.
Según los datos recopilades B’Tselem, una ONG israelí, desde diciembre de 1987 (después del comienzo de la Primera Intifada) y hasta septiembre de este mismo año, el 87% de las víctimas mortales relacionadas con el conflicto -un total de 13.400- son de origen palestino. Los datos dan buena cuenta de la desigualdad y asimetría de este histórico enfrentamiento.