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18 Oct 2024
18 Oct 2024
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España y la Magia Negra: la historia de la nigromancia

La Nigromancia es una de las magias negras más antiguas en la historia, y parece ser que en nuestro suelo patrio, ha existido una alta concentración sobre ella. Llegando a ser uno de los epicentros más famosos para estudiar dichas artes mágicas en post de la invocación de las fuerzas del más allá

La Ciencia de los demonios

Se entiende por nigromancia, como un arte adivinatorio relacionado con lo oscuro o la muerte. En definitiva, el estudio de los cadáveres u órganos de los cuerpos mortuorios a para adivinar el futuro a modo de oráculo; así como la invocación de espíritus y demonios del más allá para adquirir poderes de adivinación.

Las primeras evidencias históricas que tenemos en nuestra tierra sobre estas prácticas de magia negra datan del Reino Visigodo, cuando la máxima autoridad intelectual del reino – San Isidoro de Sevilla – realizará descripciones sobre las distintas artes mágicas que se llevan realizando desde los tiempos romanos. Siendo la nigromancia de las más denunciadas por la amenaza y problemas que conllevaba.

Personajes enigmáticos

Dentro de la historia de la nigromancia española, existió un personaje envuelto en lo legendario: Enrique de Villena, o más conocido como el Marqués de Villena. Este personaje de los siglos XIV-XV – en el fin de la Edad Media – será conocido como un famoso nigromante por albergar en su morada una serie de cuevas, en cuyos subterráneos poseía pequeñas bibliotecas secretas de grimorios o libros de magia, y en donde realizaba invocaciones de los demonios del más allá para adquirir sus poderes sobrenaturales; bajo la siempre protección de un pentáculo mágico en el suelo donde el nigromante se situaba para dicha invocación.

Será posteriormente en el siglo XVI, cuando un pintor renacentista procedente de la isla de Creta – El Greco – recibirá el consejo de instalarse en las llamadas “casas de Villena”, muy cerca de la judería toledana. Hoy en día sólo se conserva una reconstrucción de estas casas como el Museo del Greco, pero lo más interesante es que este lugar escogido en esta zona de la ciudad y que fue habitado por el marqués, le fue recomendado al pintor por su amigo íntimo Benito Arias Navarro; nada menos que el bibliotecario de Felipe II, uno de los miembros de la orden secreta del Círculo del Escorial, y por ende alquimista y guardián de la colección de grimorios que allí se guardan.

La literatura bajomedieval recogerá también la enigmática leyenda del Mago Illán – recogida en la obra el Conde de Lucanor – en la que un sacerdote cristiano desea conocimientos mágicos para alcanzar la silla de San Pedro. Por ende, acude a la cueva de este maestro de las artes mágicas para ser iniciado, no obstante el mago sabedor de la  desmedida ambición y soberbia del aspirante, le somete a una prueba sin saberlo: le hará vivir una simulación de dicho futuro si accede enseñarle, utiliza su magia para experimentar una inmersión en una simulación sin que el aspirante lo sepa hasta demostrarle que no es digno.

La Escuela de Nigromancia de Toledo

No es casualidad que estos personajes enigmáticos tengan un nexo en común: la ciudad de Toledo. La ciudad del Tajo ostentó durante los siglos medievales el mayor hervidero cultural de la Europa medieval: La Escuela de Traductores del rey Alfonso X el Sabio. Esta no era una escuela al uso, sino que fue la colaboración cultural y erudita de cristianos, judíos y musulmanes para conseguir escoger obras escritas en árabe que recogían el saber del mundo antiguo y traducirlos al castellano y el latín. Fue así que el corazón de Castilla se convirtió en un epicentro para estudiosos de todo el continente, en especial además, los estudiosos de las artes ocultas o esotéricas gracias a esa gran labor traductora donde estuvieron por supuesto famosos libros de saber mágico.

Fue así, que para aquellos que deseaban adquirir e iniciarse en dichos saberes ocultos, solían acudir a esta ciudad de Toledo y de ahí la fama en la existencia de una “escuela” de magia negra, un lugar donde poder acceder a los saberes y habilidades nigrománticas. Hay quien dice que su secreta ubicación pudo ser la ya anteriormente mencionada legendaria cueva, donde Hércules había creado el Regnum Hispaniae tras haber derrotado al dragón y con su sangre haber transmitido un profundo saber mágico como sumo sacerdote.

Existen muchos ejemplos de eclesiásticos que acudieron durante siglos la ciudad toledana para acceder al saber nigromántico, cuya mayoría de los desenlaces acaban en desgracia por imprudencia o falta de control a lo largo de las invocaciones ritualistas, donde el neófito queda condenado.

A modo de conclusión, uno de los grimorios de magia más traducidos y consultados por estos aspirantes fue la famosa Clavícula Salomonis, un libro procedente en sus orígenes del gran Templo del Rey Salomón, quien siempre fue el nigromante por antonomasia y prototípico gracias a su ingente biblioteca.

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