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La histórica ofensiva militar que marcó el inicio del fin de la ocupación nazi en Europa occidental fue la batalla de Normandía, una epopeya bélica que se llevó a cabo el 6 de junio de 1944, conocido como el Día D. Este trascendental evento, clave en la Segunda Guerra Mundial, cumplió recientemente 80 años, recordando el mayor desembarco militar de la historia.
El comienzo de la liberación
En aquella jornada, más de 160.000 soldados aliados, provenientes de países como Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Francia y otros, cruzaron el Canal de la Mancha desde Inglaterra para atacar las costas de Normandía, específicamente en las playas de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword. Este monumental asalto, precedido por un despliegue aerotransportado y respaldado por una flota de 6.000 barcos y 10.000 vehículos, marcó el inicio de la liberación de Europa occidental del yugo nazi.

Una operación internacional con presencia española
Sin embargo, la operación Overlord, como se denominó a este conjunto de acciones, estuvo marcada por numerosos desafíos. A pesar de los meticulosos preparativos, la falta de precisión, los problemas logísticos y las adversas condiciones meteorológicas provocaron varios retrasos en su ejecución. Aunque la mayoría de los soldados provenían de países aliados como Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Francia, también participaron tropas de otras naciones, incluyendo exiliados españoles que luchaban contra el régimen de Franco y, ahora, contra Hitler.
Una de las batallas más duras de la II Guerra Mundial
La batalla de Normandía, aunque considerada un éxito en términos estratégicos, cobró un tremendo costo en vidas humanas. Se estima que más de 110.000 soldados murieron en las playas de Normandía ese día, siendo una de las batallas más cruentas de la Segunda Guerra Mundial. Además, miles de civiles también perdieron la vida durante los bombardeos previos al desembarco y la invasión subsiguiente.
A pesar de las dificultades y las pérdidas sufridas, la operación Overlord permitió a los aliados avanzar en territorio francés, alcanzando importantes objetivos estratégicos. Gracias al sacrificio y la valentía de los soldados aliados, se logró liberar París y abrir el camino hacia la derrota final del régimen nazi.
Hoy, en las costas de Normandía, aún se conservan vestigios de aquella histórica batalla, con fortificaciones alemanas y los restos de los puertos artificiales utilizados durante el desembarco. Las playas, conocidas por sus nombres en código asignados durante la invasión, sirven como recordatorio de la valentía y el sacrificio de aquellos que lucharon por la libertad de Europa.