Trabajadores del Festival de Cannes preparan la alfombra roja. REUTERS/CLODAGH KILCOYNE
Hoy se inaugura el Festival de Cannes 2024, el certamen cinematográfico más importante del mundo y, como todos los años, encara un puñado de polémicas. La protesta, y la amenaza parcial de huelga, apunta al festival, pero sobre todo más arriba: el Gobierno francés ha endurecido el acceso al subsidio de paro y, como resultado, trabajadores del festival, que viven en París fuera de la fecha del certamen y tienen ingresos intermitentes, han quedado desprotegidos.
Para casi todas estas cuestiones que nada tienen que ver con las películas, el delegado general de Cannes Thierry Frémaux responde de manera invariable: “Dejemos hablar a las películas”.
Este martes arranca la 77ª edición del festival en un contexto complicado, después de que el cine francés comentara en susurros la posibilidad de que se publicara una gran investigación sobre abusos sexuales en el sector audiovisual. Hasta el punto de que la semana pasada, en Paris Match, la presidenta del festival de Cannes, la alemana Iris Knobloch, respondió en una entrevista que cuando se hicieran públicas las acusaciones “se estudiarían caso a caso”.
La constatación de este problema en el cine francés se ha multiplicado en los últimos meses. Por ejemplo, el presidente del CNC (como el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales español) será juzgado en junio por presuntos abusos sexuales a su ahijado. Otro ejemplo, el de Gérard Depardieu, quien encara otro juicio por acusaciones de agresión sexual. Ante esta situación, la actriz Judith Godréche ha logrado que la Asamblea francesa cree una comisión que investigue las agresiones en el sector audiovisual de su país, tras denunciar a dos directores por presunta violación, Beinot Jacqot y Jacques Doillon.
Esta misma actriz tiene programado un cortometraje para emitirlo en el festival, en el que recoge cientos de testimonios de mujeres que acudieron a ella tras esta denuncia a los dos cineastas. El festival cierra en 11 días con La semilla de la higuera sagrada, de Mohammad Rasoulof, quien hace una semana fue condenado a ocho años de prisión, latigazos y la confiscación de sus propiedades por delito de “colusión con la intención de cometer crímenes contra la seguridad del país”.
Huelga de trabajadores
El colectivo de trabajadores afectados por la medida del Gobierno francés de endurecer el acceso al subsidio de paro incluye 5.000 personas de todos los sectores: programadores, empleados de taquilla, prensa, subtituladores de las películas…
En un encuentro con los medios, Frémaux ha fijado la posición del festival: “El departamento de recursos humanos del festival habla con los trabajadores, pero las negociaciones no son con el festival, sino que tienen ver con su estatus como trabajadores. Pero discutimos con ellos el tema a diario. Ellos no quieren la huelga, nadie la quiere, y esperemos que la administración pueda atender sus demandas”.
Aunque este año es más acusado, cada día previo al inicio del festival arrastra sus propias polémicas. “Y si no las hay, la gente se las inventa o amplifica. Ojalá tuviéramos un festival sin ellas”, argumenta Frémaux. Y termina citando al director del Festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos, habituado también en estas lides: “Vamos a ver la película primer. Y luego discutamos el contenido de la película”.