J.R.R. Tolkien fue catedrático y profesor de la universidad de Oxford a mediados del siglo XX, mediante el estudio filológico de las antiguas lenguas europeas. Gracias a ello, y con el intento de crear una mitología para Inglaterra desde su imaginación, comenzó por un idioma: el quenya, la lengua de los elfos, a partir del estudio y rescate de una de las grandes epopeyas europeas relatadas en verso: el Kalevala finlandés. Este fue el germen de su Legendarium, donde sus dos obras más famosas – El Hobbit y su continuación, El Señor de los Anillos – forman parte de dicha biblia.
Podríamos decir que ambas historias están imbuidas de un profundo mesianismo, en pos de la lucha por el retorno del rey, del cumplimiento de las profecías del rey prometido que vendrá tras la destrucción o pérdida de un reino por falta de su realeza espiritual.
El héroe y el sabio
Así pues, el mago Gandalf encarna el modelo del “viejo sabio”, guardián de la tradición y la memoria, que hace de guía de la psique del héroe en su proceso de forja interior. Éste es una entidad espiritual llamada Maiar, enviada desde Valinor – El Reino de los Dioses o Reino Bendecido – cuya misión es cuidar y ayudar a los pueblos libres de la Tierra Media en su lucha contra Sauron a mediante las virtudes de sabiduría y fuerza. Por otro lado las figuras de Aragorn o Thorin como herederos, por un lado al trono de los hombres de la antigua Númenor y por otro al trono del reino enano de Erebor en la Montaña Solitaria, y que encarnan el arquetipo del “héroe” en su forma más inspiradora y emular. Una figura avivada de espíritu, cuyo valor, integridad, nobleza y entrega serán cruciales para liderar la lucha contra la sombra de Mordor y merecer así su majestad.
El viaje
No obstante con el mago-sabio y el rey escondido no basta, se necesita otro héroe para el cumplimiento de las antiguas profecías, un héroe inesperado que las fuerzas del mal subestimaron: los apacibles y humildes hobbits, con los ejemplos de Bilbo y Frodo Bolson.
El viaje de Bilbo y la Compañía de enanos representa la total trasformación del protagonista, del héroe, a través del crecimiento personal y el descubrimiento de uno mismo para permitir la restauración del reino. El viaje de Frodo y la Compañía del anillo incide directamente en la salvación de dicho mundo ante la corrupción y la desolación, pero sin dejar de trasmitir crecimiento y trasformación en sus agentes. En el viaje de Frodo el objetivo no es la recuperación de un tesoro como si lo fue en el de Bilbo, la recuperación de la Piedra del Arca de Erebor frente a las garras del dragón Smaug; sino la destrucción de un tesoro, el Anillo de poder en los fuegos del Orodruin de Mordor durante la Guerra contra Sauron. En consecuencia, ambos viajes, más allá del viaje físico de dificultades y peligros, traen consigo la reordenación y saneamiento de la Tierra Media que es del propio alma.
El pensamiento de Dios para el mundo
Eru – Illuvatar es la gran deidad, el único, que con su canción creó el mundo a partir de un pensamiento. Por ende, las fuerzas de la subversión encarnadas primero en el valar – o ángel – caído Melkor y posteriormente en el maiar corrompido Sauron, intentaran sabotear y envilecer todo ello, someter la voluntad de todo tipo de vida y hacer de esta creación un mundo que gobernar. El anillo pues simboliza la sobredimensión del ego, la autodeterminación de la subjetividad por encima y a costa de todo, la corrupción de uno mismo y de la sociedad.
Frente a ello, la idea sacra del Regnum, concepto político por excelencia de la Tierra Media, que es la proyección de ese pensamiento del Único y de su creación, que a escala de un mundo compuesto y diverso, vertebra a los distintos pueblos libres de la Tierra Media entorno a esos reinos. Y así, liderados por estos herederos al trono, construir unas patrias terrenales y espirituales cuyo horizonte es devolver el orden y la armonía perdidos, cumpliendo así con su destino y su libertad de llegar a ser lo que están llamados a ser. Esto se conseguirá a través de las obras, unas obras que imbuidas por su heroísmo, inauguran una nueva era de herencia real; trasmitida gracias la misión del enviado que es Gandalf, el logos hecho carne en pos del recuerdo de la verdadera misión: el retorno de los orígenes como condición preliminar para la conquista de los estados superiores del ser.
