Hércules

Registrarse

|

Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

|

6 Sep 2024
6 Sep 2024
EN VIVO

La novela perfecta para un verano circular (como este)

Panza de burro es una novela que nos muestra las vacaciones “asintomáticas” de dos niñas en un barrio de Tenerife a principios de siglo

Un verano en círculos es un verano en el que, al menos durante gran parte del tiempo que este abarca, no te mueves de tu ciudad, paseas por las mismas calles, coincides con la misma gente, y los días acaban siendo aplastantes por su calor inhumano y monotonía. Es decir, un verano asintomático que parece siempre igual, pero en el que se acaba creando una burbuja en la que todo avanza lentamente y que está en constante cambio. Cada día das una vuelta en círculo al mismo recorrido o mantienes las mismas charlas con tu grupo de amigos en el mismo banco, pero esas vueltas son menos estáticas de lo que podría parecer a simple vista. Nunca das una vuelta igual a otra en un verano circular.

Isora y su mejor amiga, la protagonista sin nombre de Panza de burro,son dos niñas preadolescentes que experimentan un verano de este tipo. Son vacaciones escolares en un barrio al norte de Tenerife, en la ladera del Teide, y la situación familiar de pobreza de ambas les obliga a ayudar en sus respectivos hogares y a merodear sin rumbo un día tras otro por las callejuelas que las han visto, y las siguen viendo, crecer.

Con este pretexto, Andrea Abreu nos introduce una novela casi costumbrista, que detalla con crudeza la vida de unas familias de la isla y sus tradiciones, todo ello con un gran lirismo que evoca casi a lo poético. El lenguaje de la novela es puramente oral, lo que puede hacer difícil su comprensión en algunos momentos. Las frases de la protagonista son propias del pensamiento de una niña de diez años, por lo que las ideas se amontonan en expresiones no comunes en lo escrito, pero que le dan un carácter entrañable a la lectura. El vocabulario es casi dialectal. A pesar de que es el habla de una zona muy concreta, la lista de palabras que aparecen en la obra seguro que a los canarios les inundará de una tierna familiaridad, mientras que al resto nos abre una pequeña ventana hacia variopintas formas de expresión como la frase tan empleada por Isidora: “un fisquito nada más”. Algunas expresiones se entienden perfectamente, otras se intuyen y otras son más rebuscadas, pero aun así esto no parece ser un motivo para dejar la lectura, sino para abrir paso hacia un exotismo en el lenguaje particular y atractivo.

Capítulo a capítulo

Los primeros capítulos representan ese verano asintomático. Incluso puede costar engancharse a la lectura. Pero enseguida esos movimientos circulares adquieren velocidad y la trama comienza a oscurecerse y convertirse en arrolladora. A pesar de la juventud de las dos protagonistas, la situación precaria a la que se tienen que enfrentar les hace madurar y afrontar situaciones un tanto complejas. Aun así, lo más problemático reside en ellas mismas. La vulnerabilidad de Isidora y “Shit” (como le llama siempre Isidora a su amiga) hace que en ocasiones su forma de relacionarse sea corrosiva. La falta de una figura adulta hace que las dos amigas se vean obligadas a explorar por ellas mismas la vida en su plenitud sin tener ninguna pauta marcada: la sexualidad, la amistad, la rabia, la envidia o la ternura. Es aquí donde reside la verdadera trama de Panza de burro.

El clima es tal y como anticipa el título. La mayoría de los días las nubes no permiten apreciar el deslumbrante sol que se esconde detrás de estas, generando una atmosfera bochornosa que acrecienta el malestar sentimental de los habitantes del barrio tinerfeño. La protagonista hace hincapié en numerosas ocasiones en su deseo de que llueva o de que salga el sol, pero que esa indecisión de las nubes desemboque en algo concreto. La lluvia llega cara al final, en un momento clave de la historia, generando un momento poético de una alta calidad literaria. De igual forma, la playa no aparece explícitamente hasta la parte final, puesto que las niñas no podían ir solas a lugares lejanos por su peligrosidad. Sin duda, las protagonistas se encuentran en un ansioso intento de huida, a pesar de que durante ese plan descubren más acerca de ellas mismas y de lo que les rodea; no les hacen falta más de apenas cinco calles para descubrir la vida y todas sus posibilidades que esta les ofrece.

Al finalizar la novela te das cuenta de que Andrea Abreu ha sido generosa con el lector, pues este es capaz de saber mucho más de la historia que las propias protagonistas, que son las que la comparten con nosotros. Es sin duda una de las virtudes de Panza de burro: tú sabes mucho más lo que les ocurre a las dos amigas por tu madurez, y por tanto es difícil no acercarse a las dos niñas desde una mirada protectora y enternecedora. En numerosos momentos deseas regañarlas y en otros tratar de explicarles por qué se están sintiendo de una forma u otra, pero la intervención de alguien más en la narrativa rompería este efecto mágico, que tan solo la inocencia puede generar. Al lector solo le queda mirar desde un pequeño rincón todo lo que sucede, dando las gracias a la autora por esta particularidad, que sin duda es el gran acierto de la novela.

El desenlace se produce al entrar septiembre. El verano circular finaliza y, por tanto, el camino a recorrer a partir de ahora será distinto. Los círculos se transformarán en diferentes hojas de ruta e incluso puede que la unión entre las protagonistas no vuelva a ser igual. Lo curioso de los veranos de este tipo es que acabas desarrollando una especie de síndrome de Estocolmo con el lugar en el que te has visto atrapado, y cuando miras hacia atrás añoras ese círculo continuado, del que tenías la certeza de que no podían escapar las mismas calles y personas que lo habitaban a diario.

Caribe Mix 2000: la banda sonora de un verano

Panza de Burro está ambientada en los primeros años alrededor de los años 2000. Los locutorios con conexión a internet son unos lugares con alta afluencia y que alcanzan gran popularidad. Isidora y Shit frecuentan uno de estos espacios, donde además de chatear pueden informarse sobre otros aspectos como puede ser la música.

Este es, de hecho, uno de los grandes elementos cohesivos de la novela. Si bien es cierto que no podía faltar el elemento musical en una novela veraniega, puesto que por mucho que el verano sea circular, cada verano tiene una banda sonora concreta. Los recopilatorios Caribe Mix o Disco Estrella que se popularizaron por estos años trataban de resumir los gustos de toda la población en uno o dos volúmenes, pero cada uno tenía su propio recopilatorio guardado en la memoria.

Las dos amigas nos acercan a su banda sonora particular. Desde la música más tradicional de Santa Cruz de Tenerife como Pepe Benavente con El Polvorete a las conocidas melodías del grupo dominicano de bachata Aventura. Isora y Shit ese verano crearon una libreta con las letras de este grupo y descargaron su música en un mp3. Es imposible no sentir la nostalgia que estas acciones despiertan al pensar en el verano de estas niñas. Le conocida canción Obsesión atrapa a las protagonistas, sintiéndose sin saberlo identificadas por una letra cargada de simbolismo y de un ritmo latino irresistible:

“Ven, vive una aventura

Hagamos mil locuras

Voy a hacerte caricias

Que no se han inventado”

Comparte la nota

Deja un comentario

Noticias relacionadas

La Vera Cruz: el largo viaje de la cruz donde murió cristo

Una historia de dos mil años, una de las mayores reliquias de la historia– quizás...

La explicación del horóscopo y de sus signos

Los babilonios iniciaron el estudio en el zodiaco y los griegos y romanos lo adoptaron...
No hay más noticias
Scroll al inicio

Secciones

Secciones