Dejando atrás el frenético Black Friday y adentrándonos en la época navideña, los juegos de mesa siempre son un acierto para disfrutar en compañía de tus seres queridos y los antiguos lo sabían bien.
Un, dos, tres, … ¡prueba otra vez!
Los tableros y piezas estaban hechos de materiales sencillos como madera, piedra, marfil o metal y la mayoría pertenecían a la categoría de estrategia, combinando habilidad y táctica.
– Petteia: consistía en un juego de estrategia griego que usaba ocho fichas movidas sobre un tablero de 8 x 8. Se parecía al ajedrez o las damas y el objetivo era eliminar las fichas del oponente rodeándolas.
– Ludus latrunculorum («El juego de los ladronzuelos»): similar al petteia griego; era un juego de estrategia en el que los jugadores intentaban capturar las fichas del oponente. Se usaba un tablero cuadriculado y fichas de dos colores.
– Calculi: se jugaba en Roma con pequeñas piedras o fichas, posiblemente otra variante de los juegos de estrategia como el ajedrez o las damas.
– Terni lapilli («tres piedrecitas»): similar al tres en raya. El juego se basaba en alinear tres fichas consecutivas sobre un tablero cuadrado o circular de piedra, grabado en una baldosa o trazado en el suelo. Cada jugador o jugadora disponía de tres fichas, hechas de materiales sencillos como piedrecillas, trozos de madera o semillas.
– Duplum molendinum («el molino»): Parecido al anterior, cuyo objetivo es dejar a tu oponente con menos de 3 piezas o sin movimientos posibles.
Y tiro porque me toca
Los dados eran muy populares en ambas civilizaciones. Entre los juegos de azar famosos se encontraban:
– Astrágalos o tabas: se trataba de huesos de animales (como los talones de ovejas o cabras) o piezas en marfil, bronce o piedra utilizados como dados. Los jugadores lanzaban los astrágalos al aire para obtener diferentes puntuaciones según cómo caían.
– Tesserae o aleae: este juego romano se componía de dos o tres dados cúbicos de metal, hueso o marfil y numerados del uno al seis que se lanzaban. A veces, utilizaban un cubilete (fritillus), para que no se hicieran trampas. Estaba vinculado a las apuestas. Una variante era la micatio, donde se enfrentaban dos jugadores que debían adivinar el número total de dados mostrados por ambos a la vez.
Una mezcla de dados y estrategia es el llamado tabli, un antecesor del backgammon o, en español, «tablas reales» o «chanchullo». Parece ser el juego más antiguo que ha llegado hasta nuestros días, puesto que se remonta a Mesopotamia, entre los años 2900 y 1800 a.C. Se jugaba con unos dados que determinaban el número de avance de las fichas en el tablero y el objetivo era tomar decisiones que dificulten el progreso del oponente mientras busca sacar sus propias fichas antes que él. En Roma, encontramos dos similares a este denominados tabula (un tablero, tres dados y fichas que se movían según el resultado de los dados, tratando de sacarlas antes que el oponente) y duodecim scripta o «juego de las doce líneas» (un tablero con tres filas de 12 casillas donde las fichas se movían según el lanzamiento de los dados).
Por último, una curiosidad es que, en la antigua Roma, las apuestas en juegos de azar estaban oficialmente prohibidas, aunque solían llevarse a cabo de forma semiclandestina, especialmente en posadas y tabernas. Sin embargo, quienes las practicaban se arriesgaban a severos castigos, que podían incluir prisión e, incluso, la condena a trabajos forzados en las canteras.