Brujas lesbianas en el espacio: despilfarro millonario para complacer a muy pocos
En un intento por salvar la imagen empañada de Disney, Alan Bergman, copresidente de Disney Entertainment, ha admitido que la serie «The Acolyte» fue un desastre financiero. En declaraciones a Vulture, Bergman intentó suavizar el golpe al decir: “Estábamos contentos con nuestro desempeño, pero no estaba donde lo necesitábamos dada la estructura de costos de ese título, francamente, para hacer una segunda temporada”. Sí, claro, «contentos» con haber tirado por la borda 231 millones de dólares estadounidenses en una serie que no pudo mantener el interés de nadie.
La serie, dirigida por Leslye Headland, ex asistente personal de Harvey Weinstein (sí, ese Harvey Weinstein), fue una aventura en el vacío narrativo de la corrección política. Con un costo de 28,75 millones de dólares por episodio, «The Acolyte» no sólo fue un agujero negro financiero sino también una bofetada a la tradición de Star Wars creada por George Lucas. Los documentos fiscales del Reino Unido revelaron este despilfarro, gracias a That Park Place, que nos mostró cómo Disney y Lucasfilm gastaron alegremente el dinero de los accionistas sin importarles la calidad o el interés del público.
A pesar de su presupuesto de gran producción de Hollywood, «The Acolyte» fracasó espectacularmente, apenas logrando entrar en la lista Nielsen Top 10 Original Streaming antes de desaparecer como un fantasma en el desierto de Tatooine. Su breve resurgimiento con el final fue un suspiro en medio de una tormenta de arena, dejando claro que ni siquiera el dinero puede comprar amor o vistas.
Desperdiciando fortunas mientras culpabilizan a los “fans tóxicos”
Amandla Stenberg, la actriz principal, intentó desviar la culpa hacia la «intolerancia y virulencia hiperconservadoras» en un video de Instagram donde su expresión facial parecía más estática que un droide de protocolo. Pero, oh sorpresa, el verdadero problema era que el programa era demasiado caro y nadie lo veía.
«The Acolyte» es solo un punto más en una constelación de fracasos de Disney y Lucasfilm, donde se desperdician fortunas en proyectos que no logran captar la esencia de Star Wars. Mientras «Andor» consumió 645 millones de dólares y el reinicio de «Willow» fue descatalogado por pérdidas fiscales, queda claro que Disney prefiere quemar efectivo antes que crear contenido que honre el legado de Lucas.
¿Qué dijo Headland sobre asumir la responsabilidad? Nada, hasta ahora. Pero su esposa, a la que colocó en la serie como personaje principal, ha estado ocupada en redes sociales, culpando al racismo y a los fanáticos, porque, claro, ese es el problema y no la narrativa vacía y el despilfarro financiero.
Bergman mencionó posibles segundas temporadas para «Andor» y «Ahsoka», pero tras el historial de Lucasfilm, estas palabras suenan más a promesas vacías que a una estrategia sólida. Su afirmación de que los proyectos futuros «tienen que ser geniales» parece un mantra desesperado más que una estrategia real.
El Wokismo sale caro: ‘The Acolyte’ y el futuro Incierto de Star Wars
El reconocimiento de Alan Bergman de que «The Acolyte» fue un fracaso tanto financiero como creativo es un recordatorio doloroso de cómo Disney ha manejado mal la franquicia de Star Wars. La serie no sólo quemó millones de dólares sino que también fracturó una tradición querida en nombre de un «wokismo» que, al final del día, sale caro. Mientras Disney persiga obsesivamente proyectos con agendas políticas sobre la sustancia narrativa, el futuro de Star Wars en Disney+ se ve tan oscuro como el lado oscuro de la Fuerza. Hasta que no se alinee la estrategia financiera con una narrativa que respete y entienda a su audiencia, podemos esperar más desastres como «The Acolyte».