Irán planea llevar a cabo una deportación de 2 millones de afganos en un plazo de 6 meses, en uno de los mayores programas de expulsión de la historia reciente, según Ahmad-Reza Radan, jefe de la policía nacional de Irán. La policía ya ha comenzado a detener violentamente a los migrantes y a devolverlos a través de la frontera del país gobernado por los talibanes.
Medidas discriminatorias frente a los afganos
Se ha ordenado a las tiendas de una provincia que no vendan comida a los afganos, mientras que se han vuelto virales videos de un «George Floyd afgano» al que agentes de policía le arrodillan el cuello. Según la ONU, alrededor de 4,5 millones de afganos viven en Irán, y muchos han huido del país desde la toma del poder por parte de los talibanes en 2021.
Para evitar que más migrantes ingresen al país, Teherán también está construyendo un muro de 13 pies de altura a lo largo de un tramo de la frontera de 900 kilómetros con Afganistán. Los afganos que habían trabajado en las fuerzas de seguridad del gobierno respaldado por Estados Unidos le dijeron informaron al diario «Telegraph» que estaban aterrorizados de ser enviados de regreso a su país natal.
Se produce tras el regreso de al menos 600.000 refugiados afganos de Pakistán desde que Islamabad lanzó una ofensiva contra los inmigrantes ilegales en octubre del año pasado. Radan, refiriéndose a los ciudadanos afganos, dijo: «Estamos trabajando para deportar a un número significativo de ciudadanos extranjeros no autorizados cuya presencia en el país es ilegal».
Situación económica limite y controles migratorios insuficientes
Irán ha estado lidiando con una crisis económica impulsada por las sanciones occidentales y la mala gestión del régimen islámico.
Eskandar Momeni, ministro del Interior de Irán, dijo esta semana: «Los afganos son personas cultas, pero nuestro país no puede recibir a tantos migrantes». «Planeamos manejar estos asuntos de manera ordenada y sin mucho alboroto», dijo, refiriéndose a las deportaciones. «Nuestra prioridad son los migrantes irregulares».
Alrededor de 625.000 migrantes afganos abandonaron Irán en 2023, según el Consejo Danés para los Refugiados. El drástico aumento de las deportaciones prometido por las autoridades parece estar relacionado con la promesa de Masoud Pezeshkian (el nuevo presidente) de asegurar la frontera con Afganistán durante la campaña electoral.
En un video ampliamente compartido tomado el mes pasado, se puede ver a un grupo de oficiales de policía arrestando a un adolescente, con un oficial presionando su rodilla sobre el cuello del afgano. Las mujeres protestan por las acciones de los oficiales mientras el niño es esposado, levantado del suelo y empujado a un automóvil sin identificación.
El inmigrante, que luego fue liberado, ha sido apodado el «George Floyd afgano», y los usuarios de las redes sociales han difundido ampliamente los comentarios hechos por el ayatolá Ali Khamenei, líder supremo de Irán, tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía estadounidense.
El ayatolá dijo: «Un oficial de policía presionó su rodilla sobre el cuello de un hombre negro hasta que murió, mientras otros oficiales miraban y no hacían nada, esto no es algo nuevo, es la naturaleza de Estados Unidos». En otro video, los agentes de policía se turnan para golpear a un afgano que se apoya en el maletero de su vehículo patrulla. Los afganos se enfrentan a severas restricciones: se les prohíbe comprar alimentos, alquilar viviendas y visitar determinadas zonas.
Miles de personas han visto bloqueadas sus tarjetas SIM telefónicas, mientras que los productos también se venden a los afganos a precios más altos que a los iraníes. Los fiscales locales de la provincia sureña de Kermán han prohibido incluso a las panaderías vender pan a los ciudadanos afganos.
