La sinagoga de la capital polaca sufrió un ataque con tres bombas incendiarias o cócteles molotov, aunque, por fortuna o por milagro, solo sufrió «daños mínimos», según Schudrich.
Posteriormente, los embajadores de Estados Unidos e Israel se unieron a líderes de la comunidad judía y funcionarios polacos, incluyendo representantes del presidente, el Parlamento y el Gobierno de la ciudad, para condenar el ataque y mostrar solidaridad con la comunidad judía de Polonia.
A pesar del impacto de las bombas incendiarias, que dejaron una zona quemada cerca de una ventana en la planta baja de la sinagoga, considerada «un símbolo de supervivencia», la embajada estadounidense destacó que los daños fueron mínimos.
Las autoridades policiales han iniciado una investigación para identificar a los responsables del ataque, según confirmó Schudrich. Aunque se cree que puedan ser personas con relación con Hamás.
El presidente de Polonia, Andrzej Duda, usó una red social para condenar el «vergonzoso ataque» y afirmar que «no hay lugar para el antisemitismo en Polonia«. Además, el ministro de Asuntos Exteriores, Radek Sikorski, expresó su alivio de que «nadie resultó herido» y cuestionó quién podría estar intentando «perturbar el aniversario de nuestra adhesión a la UE».