Un grupo de personas que huye de la guerra baja de un camión que los ha llevado a Renk desde el paso fronterizo de Joda, a Sudán del Sur el 19 de marzo de 2024 / La Directa
El 15 de abril de 2023 se inició el conflicto armado en Sudán entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Ahora, dos años después, esta guerra ha desencadenado una de las crisis de desplazamiento más graves y menos visibilizadas del mundo, con casi 13 millones de personas forzadas a huir de sus hogares, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y organizaciones humanitarias internacionales. De estos, cerca de 4 millones se han refugiado en los países vecinos como Egipto, Sudán del Sur, Chad o la República Centroafricana.
Las organizaciones humanitarias denuncian las dificultades para llegar a los civiles necesitados, tanto de Sudán como de países fronterizos, y la falta de financiación internacional agravada mucho más tras la retirada de ayudas por parte de la Administración de Donald Trump. Acnur, en este sentido, ha lamentado el grave impacto que tendrán “los recientes recortes globales en la financiación humanitaria”, donde alrededor de 30,4 millones de personas requieren algún tipo de asistencia.
En estos dos años, la guerra ha provocado la mayor crisis humanitaria del mundo y hoy 30 millones de personas —la mitad, niños— necesitan ayuda. El número de muertes que ha provocado directamente el conflicto se desconoce y las violaciones de derechos humanos han sido generalizadas por parte de todos los bandos. A ello se suman unas condiciones incompatibles con la vida en muchas zonas del país, como la malnutrición extrema y el colapso del sistema de salud.
El deterioro de la situación llevó a Human Rights Watch (HRW) a pedir a los líderes que se reunirán este 15 de abril en Londres, en una conferencia diplomática organizada por el Reino Unido, la Unión Europea, Francia y Alemania, que actúen con urgencia para proteger a la población civil y que garanticen el acceso sin restricciones de la ayuda humanitaria. Las partes beligerantes no fueron invitadas al encuentro.
Violencia extrema, desnutrición y abusos sexuales
Según Médicos Sin Fronteras (MSF), en ningún otro lugar del mundo la gente pasa hambre a esta escala y la situación empeorará con el comienzo de la temporada de lluvias, a partir del mes de mayo. También Intermon Oxfam advierte de que “la próxima temporada de lluvias, combinada con los recortes de ayuda por parte de EEUU y otros donantes importantes, amenaza con obstaculizar aún más los esfuerzos humanitarios, poniendo en riesgo a millones de personas”. Uno de cada dos sudaneses ya padece hambre y casi ocho millones más corren riesgo de inanición, agrega la ONG en un comunicado.
Además, se contabilizan miles y miles de denuncias por abusos generalizados, que incluyen ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual sistemática, saqueos y la destrucción de la infraestructura civil, tanto por parte de las FAR como del Ejército sudanés. Según testimonios recogidos por ACNUR, mujeres y menores forman el grupo más vulnerable, con múltiples reportes de tortura, violencia de género y separación familiar forzada.
MSF advirtió asimismo que las instalaciones y el personal médico siguen siendo atacados y que el país se enfrenta a múltiples crisis sanitarias superpuestas, con brotes de sarampión, cólera y difteria, agravadas por el colapso del sistema de salud y la temporada de lluvias. A pesar de los esfuerzos humanitarios, la financiación disponible no alcanza el 10% de lo requerido, lo que obligó a ACNUR a suspender servicios esenciales como tratamientos médicos para enfermedades crónicas y cirugías de alta complejidad.