Imagen: Getty Images
Las intensas lluvias que azotaron Dubái durante el pasado martes convirtieron la ciudad desértica en un inmenso charco en menos de veinticuatro horas. Según el centro de meteorología nacional, las precipitaciones superaron la cantidad correspondiente a todo un año, alcanzando hasta 254 milímetros (254 litros por metro cuadrado), marcando un récord en Emiratos Árabes.
¿Cuál fue la causa?
Este fenómeno climático, que inundó ciudades enteras y afectó al aeropuerto de Dubái, el más transitado del mundo, generó debates sobre sus causas. Mientras algunos atribuyen estas intensas tormentas a la técnica de siembra de nubes, otros señalan al cambio climático como factor determinante. Friederike Otto, científica climática del Imperial College de Londres, señaló que centrarse únicamente en la siembra de nubes es engañoso.
¿Qué es la siembra de nubes?
La siembra de nubes, también conocida como bombardeo de nubes, es una estrategia de modificación del clima que imita el proceso natural de formación de lluvias para provocar precipitaciones artificiales. Esta técnica se puede realizar desde tierra o desde el cielo, utilizando generadores, drones y aviones, y es empleada por países de todo el mundo, especialmente en áreas afectadas por la sequía.
El proceso implica el uso de yoduro de plata, una sustancia que imita las características del hielo, para condensar la humedad en las nubes y provocar la formación de gotas de lluvia o copos de nieve. Sin embargo, su eficacia y sus posibles efectos negativos aún son objeto de debate.
Una técnica con problemas
La siembra de nubes ha sido objeto de experimentación desde la década de 1940, inicialmente en Estados Unidos, donde se descubrió que introduciendo bolitas de hielo seco en las nubes se podían provocar lluvias o nevadas. Aunque esta técnica se ha utilizado en todo el mundo, su efectividad no está completamente probada y podría plantear problemas transfronterizos si se implementa a gran escala.
Falta de investigación
En última instancia, mientras que la siembra de nubes ofrece la posibilidad de influir en los patrones de precipitación, su viabilidad a largo plazo y sus implicaciones ambientales aún están sujetas a investigación y debate.