Finlandia ha intensificado su respuesta frente a los supuestos sabotajes rusos en infraestructuras críticas del mar Báltico, tras una serie de incidentes ocurridos en los últimos meses. El más reciente, el miércoles pasado, llevó al despliegue de fuerzas especiales para abordar el petrolero «Eagle S», sospechoso de haber dañado el cable eléctrico submarino Estlink 2 entre Finlandia y Estonia, así como otros cuatro cables de telecomunicaciones cercanos.
El buque, registrado en las Islas Cook y con destino a Egipto desde Rusia, fue interceptado en aguas internacionales y obligado a fondear en territorio finlandés. Las autoridades interrogaron a la tripulación, inspeccionaron el buque y revisaron su documentación, mientras el Servicio de Aduanas retuvo las 35.000 toneladas de combustible que transportaba.
Según las investigaciones preliminares, el «Eagle S» podría formar parte de la llamada «flota rusa en la sombra«, utilizada para esquivar las sanciones occidentales contra las exportaciones de petróleo rusas. El presidente finlandés, Alexander Stubb, destacó la rápida acción de las fuerzas del país, subrayando que en incidentes previos la reacción había sido más lenta. Finlandia y Estonia han solicitado a la OTAN un incremento de la presencia militar en el Báltico, especialmente en áreas clave para las infraestructuras críticas.
El secretario general de la Alianza, Mark Rutte, confirmó su apoyo y anunció medidas para reforzar la seguridad en la región. Este nuevo incidente ha provocado reacciones en Europa. La Comisión Europea y la Alta Representante de la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, condenaron de manera conjunta lo que consideran actos de «destrucción deliberada» de infraestructuras esenciales para Europa.
«Accidentes» en infraestructuras submarinas
En los últimos meses, varios países del Báltico han reportado daños a sus infraestructuras submarinas, siendo Finlandia uno de los más afectados. Desde su ingreso en la OTAN en 2023, el país ha enfrentado una serie de «accidentes» que involucran gasoductos y cables submarinos, como el Balticconnector y un cable de telecomunicaciones con Estonia. Estos incidentes fueron atribuidos al buque mercante chino «Newnew Polar Bear», aunque no se ha probado que fueran actos deliberados.
En otro caso reciente, el carguero chino «Yi Peng 3» fue acusado de romper cables submarinos entre Finlandia y Alemania y entre Suecia y Lituania. Este buque fue retenido por la Guardia Costera danesa en el estrecho de Kattegat mientras los investigadores analizaban posibles evidencias de sabotaje. La inspección concluyó sin resultados claros, permitiendo al barco continuar su viaje.
