Israel ha bombardeado el centro urbano de Beirut, en un ataque que marca la primera vez desde el 7 de octubre que las fuerzas israelíes alcanzan esta área. El objetivo del ataque fue un dron que acabó con la vida de tres líderes del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), una organización considerada terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea.
Inmersión en un Estado soberano
Además, el ejército israelí anunció el despliegue de un mayor número de tropas hacia Líbano, lo que indica una posible intensificación de su operación terrestre en la región. A la 98.ª división, conocida como el cuerpo de élite del Ejército de Tierra que participó en la ofensiva en Gaza, se le suman ahora una división de infantería, una brigada de blindados y soldados de la famosa brigada Golani.
La aviación israelí ha reanudado sus ataques en el suburbio chií de Beirut, donde se registraron intensos bombardeos durante la madrugada. Además, se han emitido órdenes de evacuación para varias localidades en el sur del Líbano.
Según un balance provisional del Ministerio de Salud libanés, la ofensiva aérea israelí en las últimas 24 horas ha dejado un saldo de 55 muertos y 156 heridos en diversas ciudades y pueblos del sur del país.
Cambios en los objetivos de los ataques
Hasta este momento, los bombardeos israelíes en Beirut se habían concentrado en los suburbios de la capital libanesa, donde se encuentran las bases de Hizbulah, una milicia chií respaldada por Irán. Este ataque al núcleo urbano de la ciudad refleja un cambio en la estrategia militar de Israel.
Además de la ofensiva en Beirut, Israel ha extendido sus operaciones a Yemen, bombardeando las zonas controladas por los rebeldes hutíes, apoyados por Irán. Este movimiento abre un nuevo frente en una región que ha vivido un aumento de la tensión durante el último año, exacerbando el conflicto en Oriente Próximo.
Necesidades urgentes y creciente desplazamiento
Según Unicef, la escalada del conflicto ha tenido un impacto devastador en los niños del Líbano, con una situación que empeora más rápido de lo que los organismos humanitarios pueden responder. «El deterioro de las condiciones de los niños supera la capacidad de las intervenciones actuales», indicó la agencia en su comunicado. Los fondos solicitados son esenciales para entregar suministros críticos, asegurar el acceso a agua potable, brindar apoyo psicosocial y mantener servicios educativos en medio de la crisis.
Desde octubre de 2023, más de 100 niños han perdido la vida, con más de la mitad de esas muertes ocurriendo en la última semana, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud Pública, informó Unicef. Además, se estima que más de 300.000 niños han sido desplazados de sus hogares, formando parte del millón de personas que han huido del país debido a la intensificación del conflicto, según cifras del gobierno libanés.