La Unión Europea ha adoptado una postura firme frente a China, desplegando una serie de investigaciones destinadas a contrarrestar prácticas comerciales desleales. Aunque la UE ha intensificado sus esfuerzos para proteger a sus empresas y sectores estratégicos, se ha abstenido de seguir la estrategia de imposición generalizada de aranceles adoptada por Estados Unidos.
Durante los últimos meses, la UE ha iniciado investigaciones en una variedad de sectores, algunas de las cuales ya han resultado en la retirada de empresas chinas de licitaciones públicas en Europa. Estas acciones reflejan un cambio en la política europea hacia una postura más sólida en la defensa de los intereses económicos y la protección de sectores clave frente a China.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dejado claro que la UE no dudará en tomar medidas decisivas para proteger su economía y seguridad. Este enfoque se ha reforzado aún más después de la pandemia y la crisis en Ucrania, que destacaron los riesgos de depender de terceros, especialmente de regímenes autocráticos, en áreas estratégicas.
Uno de los principales problemas para la UE es la relación «desequilibrada» con China, que aprovecha subsidios públicos para inundar el mercado europeo con importaciones baratas, mientras impone barreras a las empresas europeas que buscan ingresar al mercado chino. El déficit comercial de la UE con China ha aumentado significativamente en la última década, y la dependencia de productos clave como tierras raras, magnesio y productos farmacéuticos es preocupante.
En respuesta a esta situación, la UE ha promulgado normativas para controlar los subsidios extranjeros, regular las inversiones que puedan comprometer su seguridad y garantizar la reciprocidad en el acceso a los mercados. La Comisión Europea ha puesto en marcha diversas investigaciones, incluyendo subsidios a la industria china de vehículos eléctricos y barreras en licitaciones públicas de productos sanitarios.
Sin embargo, la postura de la UE contrasta con la de Estados Unidos, que ha impulsado una política más agresiva de aranceles contra China. La UE ha dejado claro que su enfoque es más individualizado y que responderá a las prácticas comerciales desleales con medidas proporcionales, en lugar de aplicar aranceles generalizados.
Expertos señalan que los fabricantes de automóviles europeos están más vinculados a China que sus contrapartes estadounidenses, lo que podría hacer que las represalias chinas a los aranceles europeos sean más . Además, es poco probable que los países de la UE sin industria de vehículos eléctricos acepten prohibir las inversiones chinas en el bloque