Maros Sefcovic, comisario de Comercio
Los ministros de Comercio de la Unión Europea se reúnen este lunes en Luxemburgo con el objetivo de definir una respuesta conjunta a los aranceles impuestos recientemente por el presidente estadounidense, Donald Trump. Aunque la competencia en política comercial recae en la Comisión Europea, los Veintisiete quieren mostrar unidad frente a la creciente presión comercial procedente de Washington.
Este encuentro, inicialmente previsto para mayo y centrado en las tensiones con China y la nueva Administración Trump, se ha adelantado debido a la urgencia de la situación. La reunión servirá para establecer las directrices políticas de las contramedidas europeas, que se aplicarán de forma escalonada en función del calendario establecido por la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Primera fase de represalias
La Comisión Europea, a través del comisario de Comercio, Maros Sefcovic, presentará esta semana la primera lista de productos estadounidenses a los que se aplicarán aranceles como respuesta inmediata. Esta primera tanda, con un impacto estimado de 8.000 millones de euros, entraría en vigor el 15 de abril. Para bloquearla, se necesitaría una mayoría cualificada de al menos 15 países que representen el 65% de la población europea, lo que se considera poco probable.
Los productos afectados en esta fase inicial pertenecen a sectores emblemáticos de la economía estadounidense, como las motocicletas Harley-Davidson o la ropa Levi’s. Se trata de bienes que pueden ser sustituidos por productos de terceros países, minimizando el daño para la economía europea. La segunda fase de represalias, con un potencial de hasta 18.000 millones de euros, podría activarse a partir del 15 de mayo.
Diversificación y nuevas alianzas
Además de responder con firmeza, la UE busca a largo plazo diversificar sus relaciones comerciales para reducir su dependencia de EE.UU. En este sentido, Bruselas pretende acelerar la ratificación del acuerdo con Mercosur y cerrar un tratado de libre comercio con India antes de fin de año.
Una de las medidas más importantes será fomentar relaciones con socios considerados “fiables”, como Brasil, para productos estratégicos como la soja, que actualmente se importa en gran medida desde EE.UU.
Daños previstos y nuevas amenazas
Los nuevos aranceles estadounidenses, que incluyen un 25% sobre el acero y el aluminio europeos, ya están en vigor. Pero lo más preocupante es que, a partir del 9 de abril, entrará en vigor un nuevo 20% sobre todas las importaciones procedentes de la UE, y desde el 3 de abril, otro 25% sobre el sector del automóvil y sus componentes. Washington también ha amenazado con extender estas tasas a sectores clave como el farmacéutico y los semiconductores.
Según los primeros cálculos de Bruselas, estas medidas podrían afectar al 70% de las exportaciones europeas hacia EE.UU., lo que se traduciría en una recaudación de hasta 81.000 millones de euros anuales en aranceles para el gobierno estadounidense, en comparación con los 7.000 millones actuales.
Diplomacia, sanciones y equilibrio
Pese a las duras medidas, la UE insiste en que su objetivo no es castigar, sino evitar una escalada y mantener abierto el diálogo con Washington. Las autoridades comunitarias consideran que cualquier solución negociada será a medio plazo y ya asumen que el conflicto no se resolverá rápidamente.
Entre las opciones sobre la mesa está el uso del mecanismo anticoerción, una herramienta legal que permite sancionar a países que ejerzan presión económica injustificada. Esta medida nunca ha sido utilizada y requeriría un proceso complejo. Aun así, países como Francia ya proponen imponer impuestos a los servicios digitales estadounidenses, incluidos los gigantes tecnológicos Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft (las conocidas como GAFAM).
Este mecanismo permitiría desde limitar inversiones extranjeras hasta cerrar el acceso a contratos públicos o establecer barreras sanitarias y químicas específicas, si fracasa el diálogo.
En resumen, la UE se prepara para actuar con firmeza, sin cerrar la puerta al diálogo, mientras se enfrenta a una de las mayores crisis comerciales con Estados Unidos en los últimos años.