La Unión Europea (UE) asegura estar preparada para afrontar el cese del tránsito de gas ruso a través de Ucrania, programado para este miércoles. Esta interrupción, resultado de la negativa de Kiev a renovar el contrato vigente, busca reducir los ingresos de Moscú pero ha generado tensiones entre varios países europeos.
«La seguridad del suministro en la UE no se verá significativamente afectada por esta interrupción», afirmó una portavoz de la Comisión Europea. Según explicó, las infraestructuras europeas están capacitadas para transportar gas no ruso hacia Europa central y oriental utilizando rutas alternativas. Además, subrayó que la Comisión lleva más de un año trabajando junto a los Estados miembros para garantizar opciones de suministro que mitiguen posibles impactos.
La decisión, anunciada hace meses por el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, ha provocado fuertes críticas, particularmente en Eslovaquia, una de las naciones más afectadas por el cambio. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, dirigió una carta a la Comisión Europea el domingo en la que alertaba de un posible «incremento en las tensiones y respuestas mutuas». Fico describió la medida como una «acción unilateral de Zelensky», evidenciando el malestar de su gobierno.
En días recientes, Fico también amenazó con interrumpir el suministro eléctrico hacia Ucrania como represalia, lo que Kiev atribuyó a la influencia de Moscú. Este incidente pone de manifiesto las dificultades que enfrenta la UE para mantener la unidad entre sus miembros mientras reduce su dependencia energética de Rusia, en un contexto de constante presión geopolítica.
La interrupción del tránsito marca un paso más en la estrategia de Europa para desvincularse de los recursos energéticos rusos tras la invasión de Ucrania. Sin embargo, las crecientes tensiones entre los socios europeos y Kiev evidencian nuevos desafíos en el equilibrio entre la solidaridad interna del bloque y las complejas dinámicas con sus aliados.