Palestinos protestan contra Hamas en Gaza// Mahmoud Issa – Stringer
Las calles de Jerusalén han sido testigo de nuevas protestas que reflejan el malestar de una parte importante de la población israelí. Miles de manifestantes se congregaron frente a la Knéset para expresar su oposición a la reforma judicial impulsada por el gobierno de Benjamin Netanyahu, que busca modificar el sistema de nombramiento de jueces. Este cambio, según sus críticos, otorgaría un control excesivo al Ejecutivo y debilitaría la independencia del poder judicial.
Pero la reforma judicial no es el único motivo de la indignación. En las protestas también se escucharon reclamos por el fin de la guerra en Gaza y la liberación de los rehenes retenidos por Hamás. La falta de avances en estos aspectos ha generado una sensación de agotamiento en la población, que empieza a cuestionar si la estrategia gubernamental está llevando a algún resultado positivo o simplemente prolonga un conflicto sin una solución clara a la vista. La prolongación del conflicto también tiene implicaciones económicas, con un incremento en el gasto militar y una desaceleración en diversos sectores productivos, lo que agrava aún más el descontento ciudadano.
El temor a una crisis institucional también está presente. La reforma judicial, impulsada con rapidez y sin un consenso amplio, ha generado divisiones no solo entre la población sino también dentro del propio sistema político israelí. La oposición ha advertido que la iniciativa debilita la democracia y podría desembocar en una situación de ingobernabilidad, mientras que Netanyahu insiste en que se trata de una medida necesaria para equilibrar el poder de los jueces.
Hamás también rechazado en Gaza
En el otro lado del conflicto, la Franja de Gaza ha sido escenario de una insólita ola de protestas contra Hamás, algo poco habitual dada la represión que el grupo ejerce sobre la disidencia. Miles de gazatíes han salido a las calles, especialmente en las zonas del norte, para exigir el fin de su gobierno. La situación humanitaria, agravada por la escasez de alimentos y la destrucción causada por los bombardeos, ha llevado a muchos a manifestar su hartazgo, a pesar del temor a represalias.
Los manifestantes acusan a Hamás de haber provocado el conflicto con Israel y de monopolizar los recursos que ingresan al territorio, dejando a la población en una situación desesperada. La ruptura de la tregua que había permitido el ingreso de ayuda humanitaria generó un clima de mayor tensión, impulsando a muchos a perder el miedo y salir a protestar. Además, se han registrado denuncias de que Hamás ha utilizado parte de la ayuda humanitaria para abastecer a sus propias milicias, dejando a la población civil en una situación aún más precaria.
La represión por parte de Hamás no se ha hecho esperar. Testigos han reportado arrestos arbitrarios y el uso de la violencia para dispersar las manifestaciones. Sin embargo, la desesperación de la población parece superar el miedo, y las redes sociales han jugado un papel fundamental para visibilizar el descontento. Videos y testimonios de ciudadanos gazatíes han circulado ampliamente, mostrando una fractura dentro de la sociedad que hasta hace poco era impensable.
El hecho de que las protestas se extiendan a distintas ciudades de Gaza indica que el malestar no es un fenómeno aislado, sino un sentimiento creciente dentro de la población. La petición más recurrente entre los manifestantes es clara: poner fin al gobierno de Hamás y permitir una alternativa que garantice la paz y la reconstrucción del enclave. No obstante, las opciones de cambio a corto plazo parecen limitadas, ya que Hamás ha demostrado su intención de mantenerse en el poder a toda costa.