Han pasado 11 días desde la caída del régimen de Bashar al-Assad en manos de las fuerzas de Hay’at Tahrir al-Sham (HTS). A pesar de las garantías de HTS, los intentos del grupo de reinventarse como moderado siguen provocando miedo e incredulidad entre muchos sirios, que temen que la nueva administración se desvíe hacia un gobierno religioso, marginando a las comunidades minoritarias y excluyendo a las mujeres de la vida pública.
HTS quiere dar una imagen de moderación a Occidente
En respuesta a las declaraciones de Obaida Arnaout, portavoz del grupo islamista HTS, de que «la representación femenina en los ministerios o en el parlamento… es prematuro» por consideraciones «biológicas» y de otro tipo, cientos de mujeres se reunieron en la Plaza de los Omeyas el 19 de diciembre.
Según la publicación deartículos e informes, los sirios salieron a las calles en masa para exigir un Estado cívico y laico, desafiando directamente la retórica de HTS sobre los cambios constitucionales. Según informó la agencia de noticias Hawar, los manifestantes portaban pancartas que decían: «Siria civil libre», «Hacia un estado de derecho y ciudadanía» y «No hay patria libre sin mujeres libres». Coreaban: «Queremos democracia, no teocracia».
Al explicar la lucha en curso de las mujeres contra el régimen de Assad, una de las manifestantes declaró: «Las mujeres sirias han sido socias constantes en las calles, en la protección de los manifestantes, en la atención de los heridos y en las prisiones y centros de detención. La gente que se tomó las calles contra el régimen asesino está lista para salir de nuevo y gobernar».
En las manifestaciones, la investigadora Widad Kreidi agregó: «Mientras los hombres luchaban, las mujeres mantenían la economía, alimentaban a sus hijos y cuidaban de sus familias. Nadie tiene derecho a venir a Damasco y atacar a las mujeres de ninguna manera».
Arraigada en la rama siria de Al-Qaeda y proscrita como una organización «terrorista» por varios gobiernos occidentales, HTS ha tratado de moderar su retórica, prometiendo protección para las muchas minorías religiosas y étnicas del país. Sin embargo, aunque HTS intenta proyectar una imagen pública de inclusión, su nuevo liderazgo no ofrece garantías de que las mujeres, los grupos étnicos minoritarios y las comunidades religiosas minoritarias disfruten de una participación igualitaria en la reconstrucción de Siria.
Aunque HTS se ha esforzado por distanciarse de sus orígenes extremistas, la verdadera prueba de su compromiso con la reforma radica en su trato a las mujeres. Las políticas draconianas del grupo en Idlib, que incluyen estrictas restricciones a la vestimenta, la movilidad y los roles públicos de las mujeres, ofrecen una visión aleccionadora de sus ambiciones a largo plazo para Siria. Estas medidas plantean serias preocupaciones sobre el futuro de los derechos de las mujeres en el país.
El conflicto de 14 años en Siria ha infligido consecuencias profundas y duraderas a las mujeres, y los activistas sociales están expresando crecientes preocupaciones sobre su futuro bajo el liderazgo del nuevo grupo islámico. A la luz de las experiencias previas con la República Islámica de Irán y Turquía bajo el gobierno de Erdoğan, el aumento de HTS exige una respuesta internacional concertada. La comunidad internacional debe dar prioridad al apoyo a la sociedad civil local y abogar firmemente por los derechos de las mujeres para salvaguardar las perspectivas de Siria de desarrollar una sociedad verdaderamente pluralista.