La reciente segunda vuelta electoral en Ecuador, que consagró al actual presidente Daniel Noboa con el 55.92% de los votos frente al 44.08% de la candidata Luisa González, ha desatado una ola de acusaciones de fraude y manipulación de los resultados. En un mensaje en redes sociales, el expresidente Rafael Correa no dudó en calificar los resultados como “imposibles” y en afirmar que la situación de su movimiento, Revolución Ciudadana (RC), es una “gran injusticia”. Correa ha sido un firme crítico del actual gobierno y de los procesos electorales que, según él, no reflejan la verdadera voluntad del pueblo ecuatoriano.
El descontento correísta y la denuncia de fraude
La candidata Luisa González, quien representaba a la Revolución Ciudadana en la contienda presidencial, también se sumó a las denuncias de fraude, rechazando completamente los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE). Tras el anuncio de la victoria de Noboa, González no solo desconoció los resultados, sino que calificó el proceso como un acto de “fraude más grotesco de la historia” de Ecuador, además de acusar al gobierno de Daniel Noboa de instaurar una “dictadura” en el país. Esta postura radical de la RC ha generado una creciente polarización y tensión política, avivando los ánimos de muchos seguidores que consideran que el resultado de las elecciones no fue legítimo.
El secretario general de Revolución Ciudadana, Andrés Arauz, ha presentado pruebas que cuestionan la transparencia de las elecciones. A través de las redes sociales, Arauz difundió imágenes de varias actas electorales que, según él, no cumplían con los requisitos legales necesarios para ser válidas, como la falta de firmas de los presidentes y secretarios de las Juntas Receptoras de Voto (JRV). En su denuncia, Arauz afirmó que estas actas “favorecen al candidato Daniel Noboa” y que, a pesar de ello, el CNE está procediendo con su validación. Esto ha generado un fuerte sentimiento de desconfianza entre los miembros de Revolución Ciudadana, quienes alegan que estas irregularidades comprometen la legitimidad de los resultados y cuestionan el “proceso democrático” del país.
Peligro inminente
El rechazo a los resultados de las elecciones y las acusaciones de fraude electoral no se limitan a declaraciones en redes sociales. Dentro del movimiento correísta, hay un creciente sentimiento de frustración y desesperación, que podría desembocar en actos de violencia. Desde el mismo día de las elecciones, se ha hablado de la posibilidad de que las protestas y manifestaciones en contra del gobierno se conviertan en disturbios de mayor escala. La militarización del país, tras la declaración de estado de excepción por parte de Daniel Noboa, ha alimentado las críticas de los correístas, quienes aseguran que esta medida está destinada a “reprimir” cualquier manifestación de descontento.
Los sectores más radicales de la Revolución Ciudadana han dejado claro que, si las autoridades no rectifican lo que consideran un fraude electoral, no descartarán movilizaciones que podrían incluir enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. A pesar de que líderes de la oposición intentan calmar los ánimos, el ambiente sigue siendo tenso, y las denuncias de violencia se mantienen en la agenda.
Mientras tanto, el gobierno de Daniel Noboa se mantiene firme en su postura, defendiendo la legitimidad de los comicios y garantizando que todo el proceso fue transparente. Sin embargo, el rechazo de un amplio sector de la población, en especial los seguidores de Rafael Correa y Luisa González, amenaza con empañar la estabilidad política de Ecuador en los próximos días. La situación se vuelve aún más complicada por la militarización del país, que solo alimenta la desconfianza y podría generar una escalada de conflictos.