Imagen: EPA
El presidente francés, Emmanuel Macron, volvió a enfrentarse este lunes a la compleja realidad política del país tras los fastos por la reapertura de Notre Dame. Francia lleva tres meses sin un gobierno estable, y ahora todas las miradas apuntan al jefe de Estado para resolver la crisis. Macron se ha reunido con representantes del Nuevo Frente Popular (NFP), entre ellos ecologistas, comunistas y regionalistas de Liot, buscando formar un Ejecutivo amplio que excluya al Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen y a La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon.
La estrategia comenzó el viernes con un encuentro con el Partido Socialista, y este lunes avanzó con nuevas conversaciones. El Elíseo ha anunciado una reunión multipartidista para este martes a las 14:00, donde se debatirá una plataforma programática. Según la presidencia, el objetivo es explorar un “Gobierno de interés general” capaz de sumar fuerzas políticas dispuestas a comprometerse.
Un nuevo método político
En el encuentro con las fuerzas políticas, Macron propuso un “nuevo método” para construir un gobierno, centrado en el diálogo programático y el consenso. Marine Tondelier, líder de Los Verdes, confirmó que el presidente descartó cualquier acuerdo con el RN, afirmando que este partido «no está dentro del perímetro» para el diálogo. La posibilidad de aislar a la derecha radical es uno de los objetivos clave del mandatario, quien busca consolidar una mayoría política que permita desbloquear el gobierno.
Resistencias dentro del bloque izquierdista
Sin embargo, la idea de un Gobierno multipartidista no cuenta con el respaldo unánime de la izquierda. Mientras los ecologistas y los comunistas están abiertos a participar, Mélenchon y los líderes de La Francia Insumisa rechazan cualquier diálogo con Macron, calificándolo como una traición al espíritu del NFP. Marine subrayó la importancia de contar con todas las formaciones del bloque izquierdista, pero lamentó la negativa de LFI a acudir al Elíseo.
Boris Vallaud, jefe del grupo socialista en el Parlamento, aseguró que su partido no busca una alianza formal con los macronistas, pero reconoció la necesidad de hacer concesiones para avanzar en el contexto de una Asamblea sin mayorías. Por su parte, el líder comunista Fabien Roussel valoró positivamente las reuniones, señalando que se ha dado un paso adelante, aunque subrayó la importancia de avanzar sin imponer condiciones previas sobre temas clave como las pensiones o el poder adquisitivo.
Desafíos pendientes
Aunque Macron intenta recuperar la iniciativa política, el panorama sigue lleno de incertidumbres. La reciente moción de censura que tumbó al gobierno de Michel Barnier reflejó las divisiones internas de la Asamblea y los riesgos de la fragmentación política. La posibilidad de formar un Gobierno de interés general depende de la capacidad de Macron para reunir apoyos entre las fuerzas de izquierda y centro-derecha, mientras gestiona las tensiones con los sectores más críticos de la oposición.
El tiempo apremia, y la reunión convocada para este martes podría marcar un punto de inflexión en la crisis política francesa. Si Macron logra consolidar un consenso amplio, podría reconfigurar el equilibrio político del país, aislando a los extremos y avanzando hacia una gobernabilidad más estable.