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El mandatario ha amenazado al opositor para que no vuelva a Venezuela en enero en un posible. A medida que se acerca el 10 de enero, fecha en la que Nicolás Maduro tiene previsto tomar posesión de su cargo, Venezuela vive una creciente tensión marcada por detenciones, amenazas y declaraciones controversiales del mandatario. Maduro ha elevado el nivel de alerta en el país, movilizando tanto a las fuerzas militares como a la militancia revolucionaria para reforzar su posición.
Advertencias a opositores y exiliados
Durante la noche del miércoles, en un discurso en Caracas, Maduro lanzó un mensaje directo a Edmundo González Urrutia, quien ganó las elecciones presidenciales por un amplio margen. «Ahora llama a que haya una guerra en Venezuela. Cuidado con lo que dices desde Madrid, que tus palabras pueden tener consecuencias graves«, advirtió el presidente, dirigiéndose al exiliado opositor. Esta nueva amenaza se suma a una serie de declaraciones que buscan amedrentar a quienes desafían su gobierno.
El fraude electoral y el apoyo internacional a la oposición
A pesar de que las actas electorales del 28 de julio muestran una victoria de González Urrutia con una diferencia de cuatro millones de votos, el chavismo ha logrado consolidar un golpe electoral para seguir en el poder. Maduro, en su discurso, reafirmó su intención de juramentarse ante la Asamblea Nacional, controlada por el chavismo desde las fraudulentas elecciones de 2020. A su vez, González Urrutia ha manifestado en diversas ocasiones su disposición a viajar a Venezuela para asumir la presidencia, con el respaldo de países como Estados Unidos, Italia, Ecuador, Panamá y Costa Rica, que ya lo reconocen como presidente electo.
Fuerzas represivas y movilización chavista
Maduro, además, continúa fortaleciendo su aparato represivo. Este miércoles, participó en un acto de ascensos en la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y en la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), dos de los cuerpos encargados de mantener su régimen. Entre sus planes está sumar brigadas de milicianos a la Guardia de Honor Presidencial, dirigida por el mayor general Javier Marcano Tábata, estrechamente vinculado a Diosdado Cabello, el número dos del chavismo.