Desde el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania en 2022, Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto más de 13.000 sanciones económicas contra Rusia, con el objetivo de debilitar su capacidad de financiar la guerra. Sin embargo, los mecanismos de evasión y los desafíos de aplicación han permitido que Moscú mantenga ingresos clave, prolongando el conflicto.
Uno de los casos más controvertidos es el de Polonia, tradicionalmente uno de los aliados más firmes de Ucrania, pero actualmente bajo escrutinio por permitir, consciente o inconscientemente, que empresas locales y extranjeras utilicen su territorio como canal de evasión de sanciones.
Comercio indirecto y evasión a través de terceros
Aunque Polonia dejó de importar petróleo ruso y derivados en 2022, sigue desempeñando un papel central en el comercio regional por su ubicación estratégica. Según el grupo de expertos ucraniano Instituto de Ideas Legislativas, las exportaciones polacas a Kirguistán aumentaron un 1.900% desde 2021, lo que ha generado sospechas de desvíos de mercancías hacia Rusia a través de ese país.
Además, Port Monitor señala que los puertos polacos están facilitando el tránsito de acero y productos metalúrgicos rusos hacia países como la República Checa, donde se procesan para sortear sanciones más estrictas sobre productos terminados.
En 2023, las exportaciones de acero ruso a la UE ascendieron a 2.400 millones de euros. Empresas controladas por oligarcas como NLMK Group y Evraz Group se han beneficiado del comercio de productos semiacabados, como desbastes y arrabio, que están menos regulados. Esto les permite redirigir sus operaciones y seguir lucrando en territorio europeo, según el GMK Center.
Dependencia energética y la “flota en la sombra”
A pesar de los esfuerzos europeos por aislar a Rusia, Polonia sigue siendo uno de los mayores compradores de gas licuado de petróleo (GLP) ruso en la UE. En 2023, gastó 710 millones de euros en estas importaciones, lo que representa casi dos tercios del total comunitario, de acuerdo con Notes from Poland.
Gran parte del petróleo ruso está siendo transportado por una “flota en la sombra” de al menos 399 buques con estructuras de propiedad opacas, según Oxford Analytica. Esta red emplea tácticas para evadir sanciones, como apagones de los sistemas de rastreo, falsificación de posiciones y transferencias en alta mar.
Expertos del Servicio de Investigación de los Miembros (MRS) del Parlamento Europeo advierten que esta flota no solo socava las sanciones del G7 y la UE, sino que también representa un grave riesgo ambiental y de seguridad, debido al mal estado de los buques implicados.
La falta de mecanismos de control eficaces ha dificultado la aplicación de las sanciones en Polonia. En noviembre de 2024, las autoridades polacas arrestaron a un ciudadano alemán acusado de exportar tecnología de doble uso a Rusia, tecnología que podría haber sido destinada a la producción militar. El caso subraya la vulnerabilidad del sistema de vigilancia comercial en el país.
Críticas y llamados a una mayor rendición de cuentas
Economistas de la Escuela de Economía de Kiev (KSE) y analistas internacionales coinciden en que la evasión de sanciones no solo prolonga la guerra, sino que debilita la credibilidad de los países aliados. “Sin medidas estrictas, países como Polonia corren el riesgo de socavar la unidad de Occidente frente a la agresión rusa”, señala un informe de la KSE.
En 2023, el G7 propuso medidas concretas para reforzar el régimen de sanciones:
- Imponer aranceles o restricciones más estrictas a productos de terceros que contengan materiales rusos.
- Rastrear y controlar el comercio marítimo sospechoso, especialmente el que involucra a la “flota en la sombra”.
- Acortar los períodos de transición para productos semiacabados.
- Aplicar sanciones personales a empresarios vinculados a oligarcas rusos.
Mientras el Kremlin continúa financiando su guerra con ingresos del petróleo, el gas y el acero, las lagunas en la aplicación de sanciones permiten que parte de ese dinero fluya a través de Europa. Para preservar su credibilidad y apoyar efectivamente a Ucrania, Polonia enfrenta la urgencia de fortalecer sus controles y cerrar las rutas comerciales que hoy favorecen, indirectamente, al esfuerzo bélico ruso.