Imagen: EFE
A pocos días de asumir la presidencia de México, Claudia Sheinbaum ha tomado decisiones que han generado inquietud en Washington, provocando malestar tanto en el Capitolio como en la Casa Blanca. Entre las acciones más controvertidas está la invitación a líderes autoritarios como Vladímir Putin, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel a su toma de posesión, mientras dejó fuera al Rey Felipe VI de España, un país democrático.
Críticas desde el Senado de EE.UU.
Esta decisión no ha pasado desapercibida en el Senado de Estados Unidos, donde el republicano Jim Risch, de Idaho, ha sido uno de los más críticos. Risch, líder del Comité de Relaciones Exteriores, condenó la invitación a «criminales internacionales», señalando que esto es inconsistente con los ideales democráticos de México y afecta a los intereses compartidos de seguridad y prosperidad en el continente.
Otro senador republicano, Marco Rubio, también ha manifestado su preocupación, advirtiendo que las relaciones bilaterales podrían deteriorarse bajo el mandato de Sheinbaum. Rubio subrayó que Estados Unidos debe estar preparado para enfrentar desafíos crecientes en temas como el crimen transnacional, la corrupción y el narcoterrorismo. Además, apeló a la presidenta a respaldar a Israel tras el ataque de Hamás y a condenar a los líderes que han roto vínculos con el Estado judío.
Relaciones con China: foco de preocupación demócrata
No solo los republicanos han expresado su preocupación. Un grupo de 20 legisladores demócratas, liderado por Elissa Slotkin y Sherrod Brown, ha instado a Sheinbaum a tomar medidas frente a los riesgos de seguridad asociados a los vehículos conectados a internet fabricados por empresas vinculadas al Partido Comunista Chino. Los legisladores advierten que México podría convertirse en un punto de entrada para sortear las restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos, en particular con la llegada de la automotriz china BYD al país.
El desafío de los coches eléctricos en México
Sheinbaum ha lanzado un ambicioso plan para desarrollar un coche eléctrico accesible y de fabricación nacional, en respuesta a la cancelación de los planes de Tesla de construir una planta en México. La presidenta criticó que los modelos de Tesla son inasequibles para la mayoría de los mexicanos y abogó por una producción local más asequible. Sin embargo, en Washington preocupa que las piezas de estos vehículos provengan de China, a pesar del enfoque nacionalista de la propuesta.
El proyecto enfrenta retos importantes, como la falta de producción nacional de litio, un mineral clave para las baterías de los coches eléctricos, y la infraestructura eléctrica insuficiente en México. A pesar de que el gobierno nacionalizó depósitos de litio, Sheinbaum ha reconocido que aún no se han desarrollado métodos viables para su extracción comercial.
Reforma judicial heredada y controvertida
Otro frente de fricción entre Sheinbaum y Washington es la reforma judicial que inició Andrés Manuel López Obrador y que la presidenta ha prometido continuar. Esta reforma establece la elección popular de jueces, una medida que busca garantizar que el poder judicial responda al pueblo y no al crimen organizado. Sin embargo, sus críticos argumentan que podría debilitar la independencia judicial y aumentar la politización de la justicia.
Los inversores y socios comerciales de México, junto con senadores estadounidenses como Jim Risch y Tim Kaine, han expresado su preocupación por los efectos de esta reforma. Advierten que podría socavar la transparencia y estabilidad económica del país, poniendo en riesgo los intereses compartidos en materia de seguridad y comercio.