El Gobierno de Pedro Sánchez tiene la intención de rendir homenaje a Las 13 Rosas. La iniciativa del PSOE consiste en colocar una placa en el cementerio de La Almudena para declarar este lugar como “lugar de Memoria”.
El ministerio presidido por Ángel Víctor Torres destacó en redes sociales que el cementerio de La Almudena ahora es “un símbolo de resistencia y lucha por la justicia y la verdad”. En este enclave se produjeron algunos de los episodios más oscuros de la represión. “Aquí fueron fusiladas Las 13 Rosas”, señalan.
A pesar de esta iniciativa, el Gobierno de Sánchez no ha querido acordarse de las 23 monjas adoratrices que, tras la orden del Gobierno del Frente Popular de que las órdenes religiosas abandonaran sus conventos y monasterios, tuvieron que refugiarse en una casa de Costanilla de los Ángeles.
Imagen de las 23 monjas que fueron asesinadas en el cementerio de La Almudena
El PSOE parece haber olvidado que, durante la batalla de Madrid, las monjas bajaron a la calle para resguardarse en un búnker de los bombardeos aéreos. Sin embargo, tuvieron la mala fortuna de ser vistas por milicianos de la checa de la plaza de Santo Domingo, quienes sospecharon al ver a 23 mujeres juntas. En ese mismo lugar, fueron detenidas y trasladadas a la checa de Fomento.
El 10 de noviembre, las llevaron al cementerio del Este, ahora llamado de La Almudena, y las fusilaron. Por lo tanto, este camposanto es un lugar de memoria donde descansan víctimas de ambos bandos de la Guerra Civil.
El Gobierno decide a qué víctimas decide homenajear
La resolución que alude a este expediente elimina a las 23 monjas asesinadas en el mismo cementerio que Las 13 Rosas. Desde el Gobierno de Pedro Sánchez alegan que para poder llevar a cabo esta iniciativa que “la Dirección General de Seguridad desempeñó un papel central en la represión política y social durante varias etapas de la historia contemporánea de España, especialmente en dictadura franquista”.
Por otro lado, subrayan que: “son numerosos los testimonios de represaliados en los sótanos de la antigua Dirección General de Seguridad, cuya práctica habitual era el uso de la tortura para extraer información y confesiones y atemorizar y desmoralizar a los detenidos y a la oposición al régimen”.