“El proceso estuvo marcado por irregularidades tanto en la forma como en los tiempos. Los expertos temen una posible manipulación”
El pasado 4 de febrero se realizaron en Madrid, en varias facultades de Ciudad Universitaria, los exámenes de acceso a la oposición al Cuerpo de Ayudantes de Instituciones penitenciarias. Un proceso cargado de irregularidades y malas praxis que parecen haber deslegitimado el libre e igualitario acceso a las plazas públicas.
De acuerdo con informaciones en exclusiva recabadas por el Diario Hércules a través de varios participantes, las irregularidades fueron una constante desde el mismo momento en que se iniciaron los exámenes.
Estos testigos alegan la presencia de “pinganillos”, es decir, auriculares en los oídos de varios participantes, hasta el punto de que fue presentada una queja que no recibió respuesta por parte de la Administración. De la misma manera, los exámenes, que deben encontrarse precintados y aislados, se entregaron abiertos en varias aulas de la Universidad de Derecho de la UCM, lo que puede indicar una posible manipulación con el objetivo de beneficiar a ciertos candidatos. En caso contrario, y de confirmarse estas informaciones, podría deberse no tanto a un intento voluntario, sino a una negligencia, en ambos casos algo profundamente incorrecto.
Lo más escandaloso, igualmente, si bien son informaciones todavía no completamente confirmadas y que actualmente están siendo estudiadas por la justicia, es la presencia de hojas de examen pre-completadas para ciertos candidatos. En caso de confirmarse, implicaría un ejemplo flagrante de corrupción y favoritismos en un proceso público de empleo.
Irregularidades constantes
Algo que también han destacado los testigos es la irregularidad a la hora de aplicar las normativas. En las diferentes aulas se aplicaron criterios distintos, algunas rigiéndose por el reglamento mientras que otras optaban por aligerarlos. Así, en algunas aulas se permitió el uso de los teléfonos durante los descansos, mientras que en otras se prohibió de forma flagrante. Lo mismo ocurrió a la hora de permitir salidas del lugar del examen, siendo permitidas en algunas aulas y en otras no.
Incluso en el propio material presente y necesario para el examen, como son los cuadernillos, existió mala praxis. Una parte de los participantes pudo retirar su cuadernillo durante la primera parte del examen, mientras que otros no pudieron. Esto es relevante a causa de que estos cuadernillos poseen las respuestas del examen, lo que puede permitir que un opositor calcule aproximadamente si ha realizado o no una buena primera parte. Si bien el uso o no de estos cuadernillos, así como su acceso durante el examen no es el asunto del escándalo, si lo es que haya sido permitido de forma arbitraria, por lo que una parte de los solicitantes habría gozado de mucha más información que la otra.
Los opositores se han organizado en varias cuentas de redes sociales y grupos de Telegram para tratar de denunciar este trato desigual, así como reclamar sus derechos a un proceso justo e igualitario.