El novio de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, al salir de los Juzgados de Plaza de Castilla, a 20 de mayo de 2024, en Madrid. — EFE TV
Alberto González Amador, empresario y pareja de Isabel Díaz Ayuso, estaba convocada en la mañana de este lunes para declarar por dos presuntos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad documental. En concreto, González Amador estaba citado a las 10.00 horas en el Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid, donde llegó con un cambio radical de aspecto que sorprendió a todos los presentes.
Con la intención de despistar a los periodistas, el empresario se puso una peluca de color canoso, aunque después, al ser sorprendido caracterizándose en el ascensor del edificio, habría prescindido del accesorio y se habría apresurado a perder de vista a los medios, según Europa Press.
Y es que su declaración había motivado que los periodistas aguardaran en la puerta de los juzgados desde primera hora de la mañana. Pese a la multitud de camarógrafos y redactores, González Amador accedió al juzgado sin ser reconocido. Ya en el interior se le pudo ver con una imagen muy diferente, incluso sin peluca, a la que ha trascendido en los medios.
La declaración se aplaza hasta el 24 de junio
Antes de que ocurriera este episodio, la jueza María Inmaculada Iglesias Sánchez suspendió la declaración de González Amador como imputado hasta el próximo 24 de junio. Al parecer, el motivo por el que la jueza habría aplazado la declaración es por la dificultad de citar a los otros investigados en la causa, un ciudadano mexicano residente en Madrid y tres vecinos de la localidad de Arahal (Sevilla).
También se ha suspendido la declaración de uno de sus presuntos colaboradores, el mexicano residente en Madrid, Maximiliano Niederer, quien estaba citado este lunes. Por su parte, el pequeño empresario David Herrera y los hermanos Carrillo Saborido están acusados de poner su nombre a empresas sin actividad para elaborar facturas falsas.
La pareja de Isabel Díaz Ayuso ganó casi dos millones de euros en una intermediación en la compra-venta de mascarillas durante la pandemia. Es una cantidad mucho más alta de lo que su empresa Maxwell Cremona había facturado desde su creación. Pero, según ha reconocido él mismo, González Amador puso en marcha un sistema para que su factura por el Impuesto de Sociedades no se multiplicara de forma proporcional: facturas falsas que aumentaran de forma ficticia los gastos de la empresa, aminorando la carga fiscal.