«El polémico evento ha causado la ira de ciertas asociaciones animalistas. Aún así, parece que finalmente se realizará en las orillas de Madrid Río»
La justicia ha finalmente dado la razón al gobierno de José Luis Martínez Almeida a pesar a las protestas de diversas asociaciones animalistas. El juzgado de lo Contencioso número 8 ha determinado que no existen motivos para cancelar el evento festivo. Sin embargo, el auto abre la puerta a que se pueda interponer un recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid cosa que, aunque sea una posibilidad, parece una muy remota. De esta manera, se ha dado fin a las tensiones en relación con la polémica fiesta pirotécnica programada por el Ayuntamiento de Madrid, encabezado por José Luis Martinez Almeida.
El evento pretende reunir a más de 50 peñas falleras y más de 300 kilos de explosivos pirotécnicos en lo que parece ser una de las mayores festividades organizadas por el gobierno local este año. De acuerdo con los datos obtenidos por el diario Somos Madrid, el evento tendrá un coste de 45. 980 euros que ya habrían sido pagados a la empresa Pirotecnia Valenciana S.L en concepto de organización y material. El acontecimiento se plantea desde el ayuntamiento como una gran celebración que pretende darle un nuevo impulso a la capital como centro turístico, así como remarcar y recalcar los lazos de la Comunidad de Madrid con Valencia.
La playa de Madrid
Más allá del aspecto institucional, existen fuertes lazos entre la Comunidad Valenciana y la capital, tanto desde un punto de vista cultural y económico. De hecho, Valencia es considerada dentro del mundo más «gato» como «la playa de Madrid» a causa del gran volumen de madrileños que se desplazan cada año hacia las costas del levante con el objetivo de disfrutar del sol y las playas. También, y al contrario de lo que se pueda pensar, la playa más cercana a la capital se encuentra en Valencia, a exactamente 360km de distancia.
Por este motivo, ha sido habitual que durante décadas miles de habitantes de Madrid hayan peregrinado a las costas, estableciendo segundas residencias y casas de verano por todo el litoral valenciano donde van a refugiarse cuando el calor aprieta demasiado.