El capítulo final de Ciudadanos en Cataluña marca el fin de una era en la región donde la formación vio la luz hace 18 años, en respuesta a las corrientes nacionalistas y bajo el liderazgo de un joven Albert Rivera. Sin embargo, la candidatura encabezada por Carlos Carrizosa en las elecciones del 12-M evidenció un declive notable, quedando muy lejos de obtener representación en el Parlamento catalán e incluso siendo superada por los animalistas del PACMA.
El partido centrista apenas logró el 0,7% de los votos en toda Cataluña, una cifra considerablemente inferior a sus expectativas. A pesar de centrar sus esperanzas en la provincia de Barcelona, donde esperaban obtener tres escaños, solo alcanzaron un 0,8% de los votos, muy por debajo del umbral requerido. Este resultado marcó el fin de casi dos décadas de presencia en la región, donde Ciudadanos inicialmente irrumpió con tres escaños en 2006, convirtiéndose en una fuerza opositora al independentismo con el tiempo.
Desde su debut electoral, el partido experimentó un ascenso y una influencia significativa en la política catalana, alcanzando su punto máximo en 2017, después del referéndum ilegal del 1-O, cuando obtuvo más de un millón de votos y 36 diputados bajo el liderazgo de Inés Arrimadas. Sin embargo, a pesar de este hito histórico, la suma de fuerzas independentistas impidió que Ciudadanos capitalizara completamente su éxito.
Las declaraciones de Carrizosa
En retrospectiva, Carrizosa reconoció que uno de los errores del partido fue alejarse de Cataluña después de su victoria en 2017, lo que provocó que muchos se sintieran abandonados. A pesar de abrirse a la posibilidad de apoyar al PSC de Salvador Illa en las elecciones más recientes, la campaña de Ciudadanos se caracterizó por su discurso constitucionalista y críticas tanto al independentismo como al gobierno de Pedro Sánchez y al PP.
«Hay que decir ahora, ya, a toro pasado, que nos equivocamos, porque mucha gente se sintió abandonada», admitió el cabeza de lista de Ciudadanos.
La relación con el PP también influyó en la trayectoria de Ciudadanos en la precampaña catalana, con intentos fallidos de formar una coalición. Finalmente, el partido optó por concurrir en solitario, reafirmando su identidad constitucionalista y cerrando la campaña con un llamado a detener a líderes independentistas como Carles Puigdemont.
El cierre simbólico de la campaña en la cárcel de Lledoners, con la esperanza de que Puigdemont algún día responda por sus acciones, marcó el final de un capítulo significativo en la historia política de Cataluña y de Ciudadanos como partido.