Durante la votación en el Congreso sobre la iniciativa legislativa para regularizar a cientos de miles de migrantes que ya residen y laboran en España, resonaron los ecos de una anterior medida histórica: el derecho al paro para las empleadas del hogar. En aquel entonces, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, instó a evitar que la democracia se avergonzara por olvidar a ciertos colectivos. Ahora, la Cámara Baja enfrenta otra votación trascendental, vinculada a los trabajadores invisibles que se mueven en la economía sumergida.
Una medida con sombras
Aunque parezcan distintas, ambas votaciones están entrelazadas. La medida que otorgó derechos a las empleadas del hogar dejó fuera a quienes realizan el mismo trabajo en la sombra: aquellos sin papeles que soportan la carga de cuidados del país.
Una brecha entre trabajadoras
La regularización de extranjeros en 2005 destapó una realidad conocida. Aunque se produjo un aumento temporal de registros, la brecha persistió, dejando a muchas sin derechos básicos. La ley de extranjería ha sido calificada de hipócrita, al exigir derechos laborales, pero negar la seguridad social a quienes trabajan.
La evolución de las afiliaciones a la Seguridad Social desde entonces ha dejado en evidencia la brecha entre las trabajadoras del hogar afiliadas y las que no lo están. Este desajuste preocupa a los sindicatos, que señalan la existencia de una economía sumergida en la que más personas trabajan de las que están oficialmente registradas.
Declaraciones sobre la Ley de Extranjería
«Es un hecho ampliamente conocido que estamos desempeñando las labores de cuidado, y muchas compañeras no tienen acceso a la documentación necesaria para darse de alta en la Seguridad Social, lo que las priva de numerosos derechos«, explica Rafaela Pimentel, portavoz de Territorio Doméstico, quien ha estado muy involucrada en la defensa de los derechos de este colectivo.
Por su parte, Lorea Ureta, militante de la Asociación de Trabajadoras de Hogar de Bizkaia (ATH/ELE), coincide en esta percepción: «La ley de extranjería es una de las más hipócritas que tiene este país. No permite que las personas que llegan puedan trabajar durante tres años, pero al mismo tiempo, exige que, en caso de que trabajen, tengan los mismos derechos laborales, pero sin acceso a la seguridad social«.
Una iniciativa reguladora
La iniciativa de regularización de migrantes, apoyada por más de 700.000 ciudadanos, podría cambiar este panorama, sacando a miles de mujeres de la economía sumergida y otorgándoles derechos básicos. Si no se lleva a cabo, la desigualdad persistirá, recordando que estas trabajadoras forman parte esencial de la diversa sociedad española.
1 comentario en “Economía sumergida: las empleadas del hogar”
Por no hablar de los empleadores abusivos que se aprovechan de la necesidad y aunque se traten de nacionales con toda la libertad de ser dados de alta hacen el mismo lío ya denunciado por los trabajadores de hostelería: «vives en el trabajo pero te doy de alta un 50%».