El último sondeo aborda de manera específica el tema del reciclaje de residuos, destacando los desafíos significativos a los que se enfrenta España al incumplir las normas europeas que exigen que al menos el 50% de los desechos urbanos se reciclen. Gran parte de este incumplimiento se debe a que la mayoría de los desechos recolectados terminan en vertederos o son quemados, en lugar de ser reutilizados o reciclados.
Primera fase del reciclaje
El estudio enfoca en la primera etapa de la cadena, es decir, en los hábitos de los ciudadanos al separar y desechar sus residuos en los contenedores correspondientes. Según las 2.000 entrevistas realizadas entre el 25 y el 27 de marzo, la mayoría de los encuestados afirman cumplir con su parte: el 86% separa y deposita vidrio, plástico y papel/cartón en sus respectivos contenedores con regularidad; el 78,3% hace lo mismo con los desechos orgánicos; y el 71,3% respecto a los inorgánicos.
Desconfianza de la ciudadanía
Sin embargo, existen barreras importantes que impiden el reciclaje, como la falta de contenedores y la desconfianza hacia las plantas de tratamiento de residuos. La razón más citada por los encuestados para no reciclar es la falta de contenedores cercanos (27,6%).
La ideología se apodera del proceso
En cuanto a la percepción sobre las plantas de reciclaje, el 41,1% de los encuestados tiene poca o ninguna confianza en que los desperdicios sean tratados correctamente en estas instalaciones. Los votantes de Vox son los más escépticos (51,1%), seguidos por los de Sumar (44%).
Finalmente, se observan diferencias ideológicas en los hábitos de reciclaje, con un porcentaje más bajo de votantes de Vox que afirman reciclar regularmente en comparación con los votantes de otros partidos. Por ejemplo, el 76% de los votantes de Vox aseguran reciclar vidrio con frecuencia o siempre, mientras que este porcentaje es más alto entre los votantes de otros partidos, como el PSOE (más del 90%).
