En un movimiento estratégico, Junts ha adelantado su congreso para finales de octubre, destacando la importancia de Carles Puigdemont, quien sigue siendo tanto el mayor activo como una posible limitación para el partido. Según afirmó Jordi Turull, secretario general de Junts, tanto la dirección del partido como sus representantes en el Parlament, el Congreso y el Senado apoyan unánimemente la reciente aparición y posterior huida de Puigdemont en Barcelona.
Turull subrayó que el partido no concibe avanzar sin contar con Puigdemont, aunque no especificó si este volverá a asumir responsabilidades directas. A pesar de que se insiste en que el congreso no es para «recomponer el partido», lo cierto es que Junts necesita reorganizarse con urgencia, ya que el futuro post-Puigdemont se acerca cada vez más.
El partido enfrenta el desafío de decidir su rumbo si Puigdemont cumple su intención expresada durante la campaña de retirarse de la «política activa» en caso de no ganar las elecciones, un escenario que podría dejar a Junts sin su figura más emblemática. Aunque cuatro meses después de esa declaración, Puigdemont se encuentra en la posición de jefe de la oposición, no está claro si ha cambiado de opinión. Turull, al ser consultado al respecto, se limitó a afirmar que «Puigdemont es una persona de palabra».
Si Puigdemont decidiera dar un paso atrás, Junts tendría que definir rápidamente quién liderará un partido cada vez más centrado en la figura de su líder. En caso de que rompa su compromiso y decida continuar en la política, el reto para Junts sería cómo ejercer una oposición efectiva sin depender excesivamente de los cambios de rumbo de Puigdemont, que por el momento parecen constantes.
Aunque algunos en el entorno de Puigdemont sostienen que su reciente actuación ha revitalizado el independentismo, la realidad es que la convocatoria de su retorno apenas reunió a unos pocos miles de personas. Las críticas señalan que esta movilización, que aspiraba a mostrar fuerza, quedó lejos de las expectativas, y la juventud estuvo notablemente ausente.
Voces cercanas a Junts celebran que Puigdemont haya logrado el apoyo de entidades independentistas como la ANC y Òmnium Cultural, aunque su capacidad de convocatoria ha disminuido en los últimos años. Esto quedó en evidencia no solo en el acto en el Arco del Triunfo, sino también en la fallida manifestación contra la justicia por la aplicación parcial de la ley de amnistía.
A pesar del respaldo unánime de la cúpula de Junts a Puigdemont, esta no es la percepción general en todo el ámbito independentista. Algunos critican que su reciente actuación solo sirvió para desviar la atención y debilitar a los Mossos d’Esquadra, mientras ERC mantiene un silencio institucional, esperando que se calme la tormenta de críticas por haber apoyado la investidura de un «españolista».
Por su parte, Oriol Junqueras, líder de ERC, espera el congreso del 30 de noviembre para intentar recuperar el control del partido frente a una ejecutiva que se encuentra en una situación difícil.
