La «pulsera centinela», desarrollada por la empresa navarra Aglaya Creativos, es una innovación destinada a combatir la sumisión química y aumentar la seguridad en eventos como las fiestas de San Fermín. Esta pulsera puede detectar la presencia de hasta 22 tipos diferentes de drogas en una bebida, incluyendo sustancias como cocaína, MDMA, anfetaminas, morfina, LSD, opioides, fentanilo, heroína y ketamina.
La idea de la pulsera surgió de la experiencia personal de uno de sus creadores, Abel Lafuente, quien hace 16 años fue víctima de la adulteración de una bebida, según explicó a RTVE. A raíz de este incidente, surgió la necesidad de diseñar una herramienta que pudiera detectar la presencia de drogas en las bebidas.
El funcionamiento de la pulsera es simple: si hay sospechas de que la bebida ha sido adulterada, se moja el dedo en la bebida y se pasa por el test incorporado en la pulsera. En tres segundos, el resultado está listo, indicado por un cambio de color a anaranjado si la bebida contiene droga.
Juan Erro, otro de los creadores de las pulseras, explicó a RTVE que ante un malestar repentino, se puede levantar el protector de la pulsera, tomar una gota de la bebida y aplicarla al reactivo para verificar si ha sido adulterada.
Inicialmente ideada para los San Fermines, la pulsera “centinela”está destinada a todo tipo de eventos, como festivales, discotecas y bares de copas, con el objetivo de aumentar la seguridad y prevenir casos de sumisión química.
La pulsera centinela está disponible en dos versiones, premium y estándar, con un costo accesible que varía entre los tres y cinco euros según el modelo. Una característica destacada de la versión premium es su capacidad para geolocalizar al usuario y permitir una llamada rápida al 112 en caso de emergencia.
Fabricada con fibras de polietileno de alta densidad, la pulsera ofrece resistencia a rasgaduras, impermeabilidad, durabilidad y una textura suave. Según el sitio web de la empresa, estas características la hacen cómoda de llevar y adecuada para el uso diario en cualquier situación.
Todas las pulseras están diseñadas en colores llamativos como medida disuasoria para posibles agresores. El objetivo principal del dispositivo es detectar si se ha adulterado la bebida y disuadir a quienes tengan intenciones de hacerlo al resultar muy visible.