Imagen: La dana deja desalojados, un río desbordado y un AVE descarrilado en Álora en octubre / Jorge Zapata
El miércoles 13 de noviembre, Málaga amaneció con los negocios cerrados, los colegios sin niños, las empresas sin trabajadores y las carreteras vacías. Desde las diez de la mañana de ese día, la AEMET había activado el nivel rojo -el máximo- por las fuertes lluvias torrenciales que iban a azotar la ciudad con la llegada de una DANA que afectaría a parte del Mediterráneo.
La noche anterior, la Junta de Andalucía había enviado una alerta a todos los teléfonos móviles de los malagueños para advertir de la intensa lluvia que iba a descargar sobre la zona. Se pedía no salir de casa, se suspendían las clases en colegios e institutos, así como en la Universidad de Málaga, y hasta cuatro mil vecinos de la ribera del río Guadalhorce de cuatro localidades de la provincia -incluida la propia capital- habían sido desalojados de forma preventiva ante el temor de desbordamientos y riadas.
A pesar de esta situación y de todos los avisos, los casi 170 trabajadores de la compañía de telefonía móvil DIGI en esta provincia tendría que haber acudido a su puesto de trabajo ese miércoles. Así se desprende de la respuesta que recibieron de la dirección de su empresa al día siguiente de que la lluvia descargara con fuerza. Ahora, esos trabajadores se encuentran con que DIGI les reclama trabajar las ocho horas en las que no estuvieron en su puesto.
O recuperan las horas o se les rebaja el sueldo
El presidente del comité de empresa Manuel Jiménez, la misma noche del martes 12 de noviembre -una vez recibido el aviso de la Junta de la alerta roja por la DANA-, realizó una consulta a su superior para advertir el protocolo a seguir. La orden era no ir el miércoles a trabajar. Eso fue lo que Jiménez trasladó a toda la plantilla: que debían quedarse en casa por la amenaza de fuertes precipitaciones.
Sin embargo, en la mañana del mismo miércoles, 13 de noviembre, a primera hora y cuando aún no se estaban registrando los efectos de la DANA, algunos empleados fueron avisados para acudir a su puesto de empleo. Un reducido número de estos profesionales decidió ir al trabajo, pero marcharse después a sus casas una vez que la lluvia cobró intensidad.
La jornada la pasaron refugiados en sus domicilios con las tiendas DIGI cerradas, sin prestar el servicio de atención al cliente o completar la instalación de fibra óptica para acceder a internet y a la telefonía. Así lo ha detalla el presidente del comité de empresa en una entrevista concedida a la SER.
Jiménez detalla que los responsables de la empresa les han dejado claro que si no se recuperan esas horas antes del próximo 30 de noviembre, habrá una reducción de la nómina de este mes. Algunos empleados ya han recuperado parte de esas horas entre el jueves y el viernes, “pero no en sábado porque nosotros trabajamos 39 horas semanales de lunes a viernes, pero no los sábados”, aclara el presidente.
El asunto ha sido denunciado por los empleados que ahora estudian acudir a la Inspección de Trabajo sin descartar incluso la vía judicial. Son ocho horas de trabajo que la plantilla, según el comité, no considera que deba recuperar tras lo ocurrido en plena alerta roja por lluvias.