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España ha sido y es un destino tradicionalmente atractivo para el turismo proveniente del norte de Europa. Oleadas de alemanes, franceses y británicos han visitado y visitan nuestro país en temporada estival. Son muchos los motivos, ya sea por el sol, las ofertas de ocio y el factor principal son los bajos precios.
La Costa del Sol, la Costa Mediterránea, Islas Baleares e Islas Canarias son claves en el turismo internacional a España. Desde el «turismo de borrachera» hasta el turismo de alto poder adquisitivo se dan cita en nuestro territorio, el turismo británico ocupa un papel capital en lo que se refiere a términos cuantitativos.
El enfado de los turistas británicos por el alza en los precios
La pandemia de la COVID 19 en el año 2020 supuso un fuerte golpe al turismo, lejos de recuperarse con la nueva normalidad, la incipiente inflación ha hecho que los precios medios especialmente en España ascendieran de forma desmedida. La inflación ha supuesto que en los paquetes turísticos, el precio de los mismos sea más alto así como que el turista deba pagar más por el consumo que realice, véase por ejemplo en hostelería.
De esta manera el repunte en la llegada de turistas internacionales, junto con la elevada inflación, disparan el gasto turístico. Entre enero y noviembre de 2023, el gasto turístico internacional superó en un 16,6% el dato de 2019. La radiografía de estes escenario se aprecia en el impacto de la inflación en la hostelería y son los propios turistas británicos quienes están manifestándolo en sus propios medios.
Así Mirror explica que «la subida de los precios en bares y cafeterías significa que complejos turísticos que alguna vez fueron baratos, como Magaluf en Mallorca, ahora están fuera del alcance de algunos presupuestos. Los turistas (británicos) ahora pueden esperar pagar hasta 10 euros por cócteles y hasta 5 euros por una pinta de la más grande».
Esto está propiciando que el turismo «low cost» decaiga y los ciudadanos británicos busquen destinos más baratos en Europa. De acuerdo con el portal de reservas Lastminute, ocho de los diez principales destinos de los ciudadanos británicos estaba en España. Benidorm, Magaluf, Playa Blanca, Alcudia, Torremolinos, Puerto de la Cruz y Palmanova copan las posiciones de una lista en la que solo aparecían, como ciudades extranjeras, Niza y Albufeira.
Se vaticina una tendencia que paulatinamente aumenta y es que el turista británico baraja otras alternativas en detrimento de España.
Se acabaron las copas a 5 euros, los hosteleros lo achacan a la inflación
Según contó al medio británico recabando distintos testimonios de turistas, recalcan que no regresaron a Magaluf por primera vez desde el COVID. «No volveremos. Nunca más pagaremos 10 euros por un gin-tonic y 12 euros por una copa de vino blanco. Además, las medidas son mucho menores. Antes llenaban el vaso hasta tres cuartas partes con ginebra, ahora es menos de la mitad». Otros de los testimonios recabados incidían en que los precios de hace 4 años ya no se dan, por lo que el paraíso de las copas a 5 euros ya se terminó.
Este sentimiento de insatisfacción es compartido por hosteleros locales, quienes también se ven afectados por la subida de los costes, de hecho en mayor medida ya que su poder adquisitivo es menor. Una gerente de un bar en la zona explicó al tabloide británico que el aumento de precios no es arbitrario, sino una respuesta a los crecientes costes operativos, incluyendo los barriles de cerveza que han duplicado su precio, y las cotizaciones a la Seguridad Social que representan una carga significativa para los propietarios de negocios, tal y como confiesa Cathy Sinclair, propietaria de un bar y restaurante escocés de la zona. «El coste de vida aquí ha aumentado mucho», señala, subrayando la dificultad de mantener la tradicional hospitalidad del lugar ante tales circunstancias económicas.
Por ende, España está dejando de ser el parque temático de divertimentos «low cost» para los británicos. Donde también se quejan de la proliferación de chiringuitos de «lujo» en la costa de andaluza que se consideran privativos por sus precios para el turista británico.