En los últimos días, se ha reavivado en las redes sociales una terrible noticia que tiene más de una década. En el año 2012, el Servicio de Fiscalía de la Corona (CPS), dirigido por Keir Starmer, actual líder del Partido Laborista, desestimó la investigación de una red de pedofilia a nivel nacional. ¿La causa? El origen étnico de los presuntos autores.
La negativa de Starmer a impulsar una investigación nacional sobre los hechos ha provocado, y con razón, una ola de críticas a nivel internacional. También se ha visto salpicada la diputada Jess Phillips, quien ha defendido que las investigaciones deberían seguir siendo competencia de las autoridades locales. Por suerte, o, seguramente, por desgracia, muchos de nosotros no nos habríamos enterado si no estuviéramos en la red social X, cuyo director ejecutivo, Elon Musk, ha alimentado la polémica.
Un controvertido periodista del Reino Unido, Tommy Robinson, también ha utilizado la plataforma X para lanzar un documental exponiendo los terribles hechos. El vídeo cuenta con más de 150 millones de visualizaciones. En este documental se relata cómo bandas organizadas de hombres de origen pakistaní secuestraban, torturaban, violaban y asesinaban a jóvenes menores de edad. El punto neurálgico parece ser la ciudad de Rotherham, aunque también se han producido casos en Rochdale y Telford. Sólo en la ciudad de Rotherham se han documentado más de 1.400 víctimas.
Hay algunos casos que no comentaré por respeto y pudor, pero son realmente escalofriantes, difíciles de creer. Igual de escalofriante es el silencio cómplice de la izquierda: ningún líder de la izquierda española se ha pronunciado al respecto de los sucesos. Es más, el diario El País, el Pravda del PSOE, se ha quejado de que Elon Musk esté “rescatando un escándalo de hace una década”. ¿Se está quejando El País de que Elon Musk esté destapando una red de pedofilia y tortura de menores a nivel nacional en UK? ¿Por qué le preocupa tanto al feminismo y a la izquierda hegemónica que se sepa la verdad?
Para entender contra quién luchamos tenemos que ser conscientes que la izquierda europea prefiere que miles de violaciones a menores queden impunes para que no les perjudique electoralmente. No sólo eso, sino que según el propio Starmer, condenar esa red grupal criminal es islamófobo. La izquierda tiene miedo de que el común de los europeos se dé cuenta de que lo que algunos llevamos advirtiendo años sea verdad, que si importas barbarie, tendrás barbarie. El problema es que los incentivos democráticos son tan perversos que les da igual importar barbarie si eso les ayuda a alcanzar el poder.
Pero es cuestión de tiempo que todo esto les alcance a ellos, las élites políticas viven en barrios ricos con seguridad, no padecen las consecuencias de sus actos. Llegará un momento en el que la población inmigrante exija algo a cambio del voto, y lo que exija será incompatible con el occidente de tradición cristiana e incluso con la democracia de los burócratas. ¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?
