Por el momento, ningún juez ha condenado a Iñigo Errejón por la comisión de delitos de naturaleza sexual, y mientras esto continúe siendo así la presunción de inocencia pesa sobre sus hombros. Dejemos entonces que la justicia siga su curso y centrémonos en las actuaciones, o más bien ausencia de ellas, de Podemos, Sumar y Más Madrid.
Desde Podemos se lavan las manos, argumentan que ellos ya informaron a Yolanda Díaz en verano de 2023 de la denuncia que vía redes sociales se había hecho contra Errejón. La formación morada lo tiene claro:mensaje transmitido equivale a trabajo hecho. Claro que son tiempos de movimientos políticos estratégicos, la caída de unos puede significar el ascenso de otros, por lo que buscan desmarcarse de todo lo que suene a votos perdidos.
En Sumar no se terminan de poner de acuerdo en la versión que quieren dar, aunque al final no les ha quedado más remedio que reconocer que sí estaban al corriente de la denuncia, la propia Yolanda Díaz lo admitió en una rueda de prensa un tanto confusa. Entiendo que a Díaz le resulte difícil explicar porque, lejos de poner el foco en las acusaciones que pesaban sobre Errejón, decidieron que era un buen momento para convertirlo en portavoz de Sumar, es decir, le otorgaron más peso dentro del partido. Cabe decir que en verano de 2023 la formación estaba en medio de una campaña electoral, es evidente que estaban centrados en otros asuntos, aplicarse su propio discurso carecía de la importancia necesaria.
Desde Más Madrid lamentan haber dado por buena la versión de los hechos que les dio Íñigo Errejón, su palabra fue suficiente para que no vieran indicios para investigar más. Eran múltiples las excusas que podían haber dado, pero entre todas ellas creo que la que finalmente han dado es una de las peores. Lo es porque les deja en evidencia, se ve que no siguen siempre las mismas reglas de juego, sino que las modifican a su antojo, la forma de actuar varía en función de quién sea el afectado. Si las acusaciones pesan sobre uno de los suyos prefieren callar y confiar, mientras que señalan con dedo acusador y sin dar la menor tregua a quien no esté alienado con su discurso.
Lo que estamos viendo estos días es una de las ramas de la hipocresía de la izquierda, ellos eligen a quien creer y a quien juzgar, si les conviene no precisan de pruebas ni de evidencias, escogen un relato y lo hacen suyo. Si la defensa que se hace de una determinada ideología varía en función del caso y de los personajes implicados entonces se cae en una peligrosa incoherencia, en una incoherencia que privilegia a unos y castiga a otros. Un discurso político que no es coherente es un discurso vacío.
A raíz de todas las informaciones que están saliendo a la luz, que insisto están todavía sin probar, un cordón sanitario parece haber rodeado a Íñigo Errejón, ahora resulta que nadie lo conocía demasiado bien, que nadie tenía con él un trato tan cercano como hacían ver las cámaras de televisión. Pero por mucho que ahora renieguen de ello, su consigna inicial no fue su habitual hermana, yo sí te creo, sino que la cambiaron a Íñigo, yo sí te creo.
Como ya he dicho, son tiempos convulsos, tiempos de movimientos políticos estratégicos, nada o poco importa el medio empleado para herir al rival, para que unos se alcen otros deben caer. Mientras Yolanda Díaz se tambalea, Pablo Iglesias se frota las manos, puede que preparando su regreso a la primera línea política. Hay quienes ya han caído, como Loreto Arenillas a la que se ha acusado de encubridora, Arenillas está sufriendo la mordedura de la bestia que ella contribuyó a crear. Estoy segura de que seguiremos viendo más traiciones y desplantes a lo largo de estos días, habrá que ver quien queda en pie cuando finalmente pase la tormenta que azota a la izquierda.