¡MATEN A FRANCO!

Tenemos que matar a Franco (¡chupito para todos a discreción de aquí a fin del artículo!). Pero matarlo, rematarlo, llevarle a una incineradora, y esparcir sus cenizas en la ría del Ferrol del ex Caudillo en momento de marea baja para que se las lleve cuanto antes a lo más hondo de la fosa de Puerto Rico, que es la más profunda del Atlántico. Rebuscar cuanta estatua, busto, placa, mención podamos encontrar, y fundirlo todo en el Monte del Destino. Y además, y lo digo muy seriamente, deberían de una vez el llevarse a cabo todo lo necesario para recuperar a los familiares abandonados en cunetas, y hacer un listado final y definitivo de todas las muertes de la Guerra Civil. Pero en especial de las del bando republicano y de las diferentes facciones de la izquierda: comunistas, anarquistas… Obviamente la Fundación homónima que se ilegalice y todos los fondos que pasen a los archivos correspondientes para el estudio de historiadores y demás. Y no pido una Damnatio memoriae al estilo romano total pero casi. Pasaríamos de estudiar la Segunda República a mentar el golpe de Estado faccioso, la Guerra Civil para ver por qué del «No pararán» se pasó al bien que pasaron, y se quedaron por cuarenta ominosos años. Y ya. Si eso recomenzar directamente con los gobiernos de Zapatero, pues los anteriores de Suárez, González y Aznar son claramente tardofranquismo. ¡Fuera también!

Y una vez realizado todo esto, y convertida la Cruz del antiquísimo Valle de Cuelga Moros (que era su nombre original) y su basílica en lo que le apetezca al gobierno actual, empezar a llevar a cabo de una puñetera vez no otra cosa sino políticas de empleo, con especial enfoque hacia los más jóvenes. Desarrollo de las actuales infraestructuras, poniendo las comunicaciones a punto: autopistas, autovías, red ferroviaria, tanto de cercanías como de alta velocidad.

Estudiar el modelo económico español actual, viendo la posibilidad de reindustrialización o de inversión en nuevos campos de comercio ligados a las tecnologías punteras. Regulación de los flujos migratorios, y fomento de la natalidad y apoyo a las familias para que la pirámide poblacional cambie su lamentable realidad actual. Estudio del parqué inmobiliario, y construcción de las viviendas sociales necesarias. Fomentar la cooperación internacional para que las empresas españolas se conviertan en líderes, dando un protagonismo también a las relacionadas con la alimentación: aceite, vino, cereales, frutas y verduras… Ir regulando el turismo para enfocarlo a uno de calidad que realmente suponga una riqueza importante reflejada en el PIB, sin que suponga menoscabo de los residentes en zonas de mayor afluencia de visitantes. Inversión en salud que, junto con educación, se llegue a un pacto de Estado donde ambas partidas jamás entren en las que tengan que rebajarse en sus correspondientes gastos e inversión. Y así hasta donde lo que quieran Vds. añadir o se les ocurra.

¡Pero matemos a Franco de una colipoterra vez! Que nadie se quede sin saber dónde está su abuelo y no seamos como aquellos a los que creo que se refirió una vez Felipe González, de que «han preferido ser los nietos de la Guerra Civil a los hijos de la Transición». Que sería una ñorda y mal hecha y en los 80 la música tampoco era tan buena y llena de machistas pijos como Hombres G y de chistes de Arévalo y macromachismos heteropatriarcales mientras en la Movida todo el mundo le daba al pico, el caballo y la maría. Vale. Pero que nos ha llevado a donde estamos. Y hoy en día me da que tenemos sólo una opción: cerrar definitivamente todo lo cerrable sobre esa parte de nuestro pasado para que generaciones que van a cumplir 50 años, medio siglo nada menos, con hijos que nacieron en el siglo XXI y ya votan y han votado, dejen de hacerles vivir en 1936. Lo doy todo por bueno. Y vale. Finito. Que salga Pedro Sánchez de traje oscuro y hasta con el filtro en blanco y negro en las teles, y diga un escueto comunicado: «Españoles: Franco… ha muerto».

Y comencemos a vivir en 2024. Coño.