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27 Dic 2024
27 Dic 2024
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Body Positive: una vía moderna de autodestrucción

Este movimiento ha provocado la aceptación de enfermedades como la obesidad, así como problemas de salud mental por la presión de la autoaceptación
Body Positive

Imagen: Getty Images

A lo largo de los siglos, la sociedad ha redefinido continuamente los cánones de belleza, especialmente en lo que respecta a la figura femenina. Las formas ideales han oscilado desde cuerpos más curvilíneos y robustos hasta la veneración de mujeres voluptuosas, llegando en años recientes a la figura denominada «reloj de arena». Esta evolución ha tenido un impacto profundo en las mujeres, quienes han sido empujadas a adaptarse a la imagen predominante en cada época, en muchos casos a costa de su bienestar físico y mental. La presión social para cumplir con estos estándares ha dejado cicatrices profundas, sobre todo en aquellas que luchan por encajar en un molde que cambia con el tiempo.

Como reacción a los estrictos y muchas veces inalcanzables ideales de belleza emergió el movimiento conocido como Body Positivity. Este movimiento buscaba combatir los estereotipos y promover la aceptación de los cuerpos en todas sus formas y tamaños, especialmente aquellos que han sido marginados. Así, el Body Positivity surgió como un intento de cambiar la percepción social sobre la belleza, abogando por el respeto y la inclusión, y luchando contra la gordofobia, el rechazo social hacia los cuerpos más grandes. Sin embargo, este movimiento ha generado debates polarizados, con detractores que cuestionan sus implicaciones.

¿Qué es el ‘Body Positivity’?

El Body Positivity es un movimiento que impulsa la aceptación del cuerpo humano en todas sus formas, celebrando la diversidad corporal sin importar su tamaño o apariencia. Está especialmente centrado en el empoderamiento femenino y en la promoción del amor propio, buscando romper con los estándares tradicionales de belleza impuestos por la sociedad. El objetivo es que las personas aprendan a amar sus cuerpos, a pesar de que no cumplan con los ideales convencionales. Esta visión busca fomentar una relación positiva con el cuerpo físico, entendiendo que el valor de una persona no debería estar determinado por su apariencia externa.

Desventajas de este movimiento

Sin embargo, el Body Positivity no está exento de críticas. Una de las principales preocupaciones es que, al promover la aceptación del cuerpo en todas sus formas, algunos críticos consideran que el movimiento podría estar normalizando el sobrepeso y fomentando hábitos poco saludables. Para algunos sectores de la población, la aceptación del cuerpo sin importar su tamaño podría enviar un mensaje erróneo, especialmente si no se enfatiza la importancia de la salud.

«La sociedad, en general, considera que la obesidad es una elección libre de estilo de vida, y que la persona que tiene este problema es porque come y no tiene fuerza de voluntad para parar. Esta creencia ha contribuido a que no se haga nada. Ha hecho que la obesidad no haya sido tratada como una enfermedad, que es lo que es en realidad. siempre se ha insistido en comer menos y hacer más ejercicio, y se ha dado la idea de que si no lo haces es porque no tienes ganas o te falta fuerza de voluntad. También el sistema sanitario. Hemos maltratado a las personas con obesidad. La Sociedad Española de Obesidad ha realizado una encuesta para saber cuál era la idea de la población general. Y a diferencia de otros años, en que la mayoría de los entrevistados decía porcentaje de personas, sobre todo los más jóvenes, que sí que lo considera una enfermedad. Pero aún hay una gran parte de la población que no. Ahora existe este movimiento del Body Positive. Esto es muy peligroso. Creo que este movimiento está enfocado de manera errónea. Estoy de acuerdo en que no se ha de estigmatizar a las personas con obesidad. Ni juzgarlas por su cuerpo. Pero esto no quiere decir que lo tengamos que aceptar y no hacer nada. Estas personas tienen una enfermedad. La primera cosa que hay que saber es que ésta no es una enfermedad de exceso de kilos, sino de grasa. Por tanto, a las personas con exceso de grasa se les va inflamando el hígado, el riñón, el corazón… Y aunque seas joven, si tú tienes un exceso de grasa, tienes un riesgo más alto de tener una enfermedad cardiovascular, un cáncer, una depresión o cualquier complicación. Por eso digo que este movimiento se ha de coger con pinzas y dar el mensaje correcto. No se ha de estigmatizar ni juzgar a las personas por su cuerpo, pero se ha de poder decir que tiene una enfermedad que se ha de tratar. Eso sí, se ha de tratar correctamente, no con cualquier dieta«.

Dra. Andreea Ciudin, Hospital Universitario Vall d’Hebron.

Además, el movimiento se ha criticado por centrarse en exceso en la apariencia física. Si bien lucha por la aceptación de todos los tipos de cuerpos, muchos argumentan que no aborda cuestiones más profundas, como la autoestima y el valor personal. A menudo, las personas que intentan seguir los principios del Body Positivity se enfrentan a dificultades para sentirse bien consigo mismas si no han trabajado en el plano psicológico. En resumen, si no se aborda la salud mental y emocional, es difícil que el movimiento logre su objetivo de mejorar el bienestar integral de las personas.

Datos de obesidad en España

El análisis revela que el 33,7% de los menores de entre dos y 17 años tienen exceso de peso, siendo más prevalente en los niños (13,4%) que en las niñas (8%). Además, el estudio alerta de que la obesidad infantil no solo incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en etapas tempranas de la vida, como la diabetes tipo 2 y la hipertensión, sino que también es un fuerte predictor de problemas de salud en la adultez, incluyendo enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Los investigadores destacan que casi un millón de niños en este rango de edad sufren obesidad en España, mientras que más de dos millones tienen exceso de peso.

En cuanto a la población adulta, el informe señala que el 18,7% de los mayores de 18 años en España tiene obesidad, mientras que un 37,1% presenta sobrepeso. Estas cifras son más elevadas en el sur y noroeste del país y tienden a aumentar con la edad, la discapacidad y los ingresos más bajos, mientras que disminuyen entre aquellos con mayor nivel educativo y residentes en áreas urbanas más grandes.

Efecto negativo en la salud mental

La escena de Kat, el personaje interpretado por Barbie Ferreira en Euphoria, donde se muestra luchando contra un ataque de ansiedad debido a la presión de la sociedad sobre su imagen corporal, ilustra de manera contundente cómo el «body positivity» y el amor propio promovido por los medios pueden convertirse en una carga mental significativa. En esta escena, Kat explota ante los mensajes constantes que recibe de las redes sociales, los cuales la bombardean con la idea de que debe amarse, hacer ejercicio y aceptarse tal como es. Esta representación es una muestra clara de que, lejos de ser una herramienta de liberación, estas ideas pueden transformarse en una batalla agotadora para la mente. En lugar de aliviar la presión, el mandato de autoaceptación muchas veces genera más angustia, pues aquellas personas que no logran cumplir con esos estándares se sienten nuevamente juzgadas por la sociedad.

Los límites del ‘Body Positivity’ y su enfoque individualista

Este movimiento nació con la intención de promover la aceptación de todos los tipos de cuerpos, pero su enfoque ha sido criticado por concentrarse exclusivamente en la aceptación individual, sin abordar de manera efectiva el impacto que los prejuicios sociales tienen sobre el bienestar de las personas. El proceso hacia el amor propio es, en realidad, mucho más complejo de lo que las campañas y eslóganes en redes sociales sugieren. No basta con repetirse frases como «quiérete tal como eres»; se requiere un cambio profundo a nivel emocional, y este proceso no es lineal. Para muchas personas, las recaídas son parte de ese camino, lo que demuestra que no siempre es fácil aceptar el propio cuerpo, especialmente cuando los mensajes externos insisten en que la aceptación es un deber.

«Ciertas inclinaciones del movimiento Body Positive son esencialistas. Para hacer llamamientos del tipo “sé tú misma” hay que basarse en una concepción fija de la identidad. “Aceptarse tal como uno es” es una consigna engañosa. Nuestra configuración corporal no está constituida de forma inmutable. Somos creaciones permeables y en movimiento, producto de la fricción del mundo (incidentes y accidentes) contra nuestras pieles. Y este movimiento no para de (re)dibujarnos a medida que vivimos experiencias, las recibimos y las digerimos. El verdadero yo, como las verdaderas mujeres o la verdadera felicidad no son más que ficciones.«

«Personalmente considero que se suele confundir quererse con sentirse valorado. Sentirse guapo o guapa significa sentir que se corresponde con determinadas normas socio-histórico-culturales. Me parece más constructivo, más positivo, sentirse importante, considerarse válido o válida, independientemente de cómo sea nuestra silueta, nuestro aspecto, nuestro estilo de carne. Debemos generar condiciones en las que nuestras debilidades sean soportables, y no dejarnos engañar por la ilusión de una infalibilidad o de una perfección quiméricas.«

«La intención positiva de este movimiento es la de expresar los cuerpos en su diversidad. Pero en realidad, me parece que divide más que aglutina. Querer y quererse suponen, desde mi punto de vista, un acto de humildad.«

«El movimiento Body Positive no altera el sistema actual de evaluación/validación. No saca a los individuos del deseo (incluso la neurosis) de conformidad. Para mí, no induce más que a una extensión ilusoria de la normalidad que coquetea, a veces, con la autocomplacencia.«

Stéphanie Pahud, lingüista y doctora en la University of Lausanne.

El “Body Neutraly” frente al “Body Positive”

En respuesta a la creciente saturación de campañas de marketing que promueven la «moda curvie» y al cansancio de quienes se sienten constantemente evaluados por su apariencia física, ha emergido un nuevo movimiento: el Body nNeutrality. Este fenómeno, que cuenta principalmente con apoyo femenino, pero también tiene seguidores masculinos, aboga por una relación más neutral con el cuerpo, apartándose de modas y tendencias. A diferencia de otros movimientos, su propuesta es dejar de enfocar la atención en el cuerpo como elemento central de identidad, promoviendo una aceptación más equilibrada y menos cargada de expectativas.

Los defensores del Body Neutrality critican lo que llaman la «positividad tóxica» del Body Positive. Argumentan que, aunque este último promueve una autoestima centrada en el cuerpo, también puede llevar a un tipo de presión que resulta igualmente problemática. Este énfasis constante en lo positivo, explican, puede ser irreal y limitante, pues no se trata solo de resaltar lo bueno, sino de aceptar tanto lo positivo como lo negativo. En este sentido, una relación excesivamente positiva con la propia imagen puede ser tan perjudicial como una negativa, ya que ambas siguen poniendo al cuerpo en el centro de la atención, lo que podría perpetuar problemas relacionados con la autoestima o la percepción corporal.

Por su parte, el Body Neutrality ofrece una perspectiva diferente: busca despojar al cuerpo de la carga estética y emocional que conlleva en las sociedades actuales. Este enfoque «neutraliza» la relación con el propio cuerpo, permitiendo verlo como una herramienta funcional, sin necesidad de alabarlo o quererlo de forma constante. Se trata de aceptar las marcas de la vida que el cuerpo refleja, como estrías que hablan de un embarazo o arrugas que cuentan historias de los años vividos, desde una perspectiva de utilidad y experiencia personal, más que desde una obsesión por la apariencia.

Muchas mujeres, agotadas por la exigencia de «amar» sus cuerpos para encajar en una sociedad que en realidad no ha sido inclusiva, han abrazado este movimiento. Figuras públicas como la presentadora Tania Llasera han expresado su afinidad con este movimiento, señalando que, aunque el Body Positive tiene su valor, la neutralidad corporal les resulta más adecuada. Llasera comenta que no se trata de quererse a la fuerza, sino de aceptarse tal como uno es, sin las presiones adicionales que implican una actitud siempre positiva hacia el propio cuerpo. Igualmente, la actriz Jameela Jamil ha defendido esta postura, instando a reducir la importancia que históricamente se ha dado a la apariencia física y a dejar de asociar el valor de una persona con su belleza.

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