El reciente apoyo de Elon Musk al partido alemán de derecha radical Alternativa por Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) para los próximos comicios del 23 de febrero, así como la cascada de mensajes en contra del gobierno del primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, ha desatado toda una serie de reacciones críticas a lo largo del arco político europeo. Líderes como el propio Starmer, el presidente francés Emmanuel Macron —que censuró lo que denominó como Internacional Reaccionaria—, el canciller alemán Olaf Scholz, e instituciones como la Comisión Europea, a través de su portavoz, han censurado su actividad mediática y en redes, calificándola de intervencionista.
Musk, dueño de la red social X —conocida anteriormente como Twitter—, y próximo funcionario de la Administración Trump a cargo junto al excandidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), ha intensificado su actividad en X relativa a la política europea en estas últimas semanas.
Esto se da particularmente a raíz de dos grandes sucesos: las elecciones alemanas en febrero, y el resurgimiento de la atención mediática relativa al escándalo del abuso sexual a menores por parte de grupos organizados —los grooming gangs— ocurrido hace una década.
Injerencia en las elecciones alemanas de febrero
El 27 de diciembre, el presidente de la República Federal Alemana, Frank-Walter Steinmeier, anunció la disolución del Bundestag y la convocatoria de elecciones federales para el 23 de febrero, ante el colapso de la coalición semáforo entre socialdemócratas, liberales y verdes, y la subsecuente retirada de la confianza parlamentaria al gobierno liderado por el canciller Olaf Scholz. Es en este contexto donde el apoyo declarado por parte de Elon Musk a Alternativa por Alemania y su candidata, Alice Weidel, ha supuesto un verdadero terremoto político cuyas repercusiones se han podido sentir a través de toda Europa.
Una semana antes de la disolución del Bundestag, el 20 de diciembre, Musk declaraba en su propia cuenta de X, en respuesta a Naomi Seibt, una influencer alemana vinculada al partido AfD, que «solo Alternativa por Alemania podía salvar Alemania», un eslogan que el empresario se ha encargado de reproducir en numerosas ocasiones a lo largo de estas tres últimas semanas.
Seguidamente a esto, Musk publicaba un artículo de opinión en el dominical del diario conservador Die Welt —respondido a su vez en el mismo artículo por el redactor jefe del diario— en el que definía su postura de apoyo entusiasta al partido de extrema derecha, ante el «fracaso de los partidos tradicionales», cuyas políticas habrían dirigido al país, según el empresario, al «estancamiento económico, el desorden social y la erosión de la identidad nacional (alemana)».
En las mismas líneas del mencionado artículo Musk rechazaba el calificativo de extrema derecha y de filofascismo para definir las coordenadas de acción política del partido, apelando a la orientación sexual de la propia candidata a canciller por parte de AfD, Alice Weidel. En el exponía que «la caracterización de AfD como extrema derecha es claramente errónea, considerando que, Alice Weidel, la líder del partido, tiene una pareja del mismo sexo proveniente de Sri Lanka. ¿Suena eso parecido a Hitler?».
Musk contra el gobierno del Reino Unido
Otro de los grandes temas que han ocupado la conversación en redes sobre política europea en las últimas semanas por parte de Elon Musk ha sido el rechazo al gobierno laborista británico encabezado por Keir Starmer. Enfrentado mediáticamente al mismo desde los disturbios racistas en Inglaterra de julio y agosto de 2024, esta nueva campaña de ofensiva en redes se ha articulado en torno a un tema especialmente divisivo y polémico en Reino Unido, el de los casos de abuso sexual a menores por parte de las grooming gangs, compuestas en su mayoría por británicos de origen pakistaní, hecho ocurrido hace más de una década en poblaciones del norte industrial de Inglaterra.
Gran parte de la indignación generada por estos casos cae en la responsabilidad del Estado británico de no actuar con la suficiente premura a la hora de impedir, primero, e investigar adecuadamente, después, los casos de abuso sexual a menores. De ello responsabiliza Musk al primer ministro Starmer, acusándolo de complicidad, al ejercer este último de director del Servicio de Fiscalía de la Corona —el equivalente a un fiscal general en España— con un rol relevante en la apertura de juicios a los primeros acusados por esa serie de crímenes.
Del mismo modo, Musk también ha atacado por redes a la subsecretaria de Estado para la Salvaguarda de Menores y contra la Violencia a Mujeres y Niñas, Jess Philips, por su sugerencia de abrir investigaciones a nivel local de los casos particulares, en lugar de una única investigación nacional. De ella dijo que «merecía estar en prisión», y la calificó de «apologista del genocidio de las violaciones».
Otra de las grandes batallas libradas por el magnate americano en redes incluyen la campaña por la liberación del polemista Tommy Robinson, vinculado a movimientos neofascistas británicos y fundador de la English Defence League. Actualmente, Robinson se encuentra preso por violar las medidas cautelares impuestas contra él en un caso de difamación contra un menor refugiado sirio.
Musk ha convertido la causa por su liberación en su cause célèbre particular, considerando su caso como un parteaguas de la libertad de expresión. Este apoyo sin fisuras hacia a una de las figuras más divisivas de la política británica como Tommy Robinson ha conducido a un enfrentamiento directo con el propio Nigel Farage —anteriormente favorecido por Elon Musk—, el líder del Partido de la Reforma, referente británico de la Internacional de partidos de derecha radical europeos.
Recientemente, Musk ha profundizado en esa ruptura con Farage, afirmando a través de X que «el Partido de la Reforma necesita un nuevo líder. Farage no tiene lo que hay que tener», por la negativa de este último a apoyar con firmeza a Robinson. ¿Podría, por tanto, significar esto un cambio en la búsqueda de referentes políticos en Reino Unido?